Alimentación láctea artificial

Cuando las circunstancias no permiten amamantar a un niño es necesario ofrecerle otra modalidad de alimentación que satisfaga sus necesidades nutricionales.

Primera opción: Fórmulas comerciales (formulas adaptadas) basadas en leche de vaca, que intentan acercarse a la composición de la leche materna para hacerla compatible con la madurez gastrointestinal y necesidades del recién nacido y lactante.

Estas fórmulas reconstituidas al 13% (13 g de polvo en 100 ml de agua hervida). Tienen un aporte de nutrientes similar a la leche materna y cumplen con las recomendaciones establecidas para la preparación de fórmulas lácteas infantiles.

Segunda opción: Leche de vaca modificada en el hogar. La leche de vaca no modificada es inadecuada para los lactantes menores de un año, ya que contiene una concentración excesiva de proteínas, calcio, fósforo, y sodio y, además es deficiente en ácidos grasos esenciales, vitamina C, E, D, y niacina: El hierro, zinc, y cobre, junto con ser insuficientes en cantidad, se absorben pobremente.

La fórmula para los primeros meses de vida, a base de leche de vaca al 26% de materia grasa, debe estar reconstituida al 7,5% con el fin de adecuar el aporte de proteínas, calcio, fósforo y sodio. Para cumplir las recomendaciones de energía para la edad, se agrega maltodextrina o sacarosa al 5% y es necesario además, agregar 1,5% de aceite vegetal para cubrir los requerimientos de ácidos grasos esenciales.

Después de comenzar la alimentación no láctea, el aceite de la mamadera puede ser reemplazado por polisacaridos del tipo almidón (maicena, cereales dextrinados) al 3 ó 5%.

En niños sanos, antes de los dos años, no está indicado el uso de leches descremadas o semidescremadas.

Fuente: Manual de pediatría por la Dra. María Isabel Hodgson B. y la Dra. Pascuala Urrejola N. de la escuela.med.puc.cl