Desempleo

El desempleo es sin duda el principal problema económico. Su porcentaje sobre la población activa, su distribución por edad, sexo, azar región, estrato social y actividad económica, junto a la duración media del desempleo, dan la exacta medida del problema. Crecimiento y desempleo operan en dirección opuesta. Por ello, si conseguimos que la economía crezca, la senda para la disminución del desempleo parece garantizada. Sin embargo, existe una tasa de desempleo que no se consigue reducir. Es un desempleo friccional debido a que la actividad económica es dinámica, y es inevitable que siempre existan empresas que cierran, trabajadores que son despedidos, y otros que deciden cambiar de trabajo y temporalmente están paradas.

Junto a ellos hay otros grupos de población que, por su formación inadecuada, encuentran serias dificultades para incorporarse al mercado de trabajo. Esta tasa de desempleo se considera casi irreducible y se le ha llamado Tasa Natural de Desempleo. Otros economistas, en cambio, prefieren denominarla NAIRU (Non Accelerating Inflation Rate of Unemployment), o tasa de desempleo que no acelera la inflación, significando que no es tanto una tasa «natural» e inevitable, sino que refleja un porcentaje de desempleo que si quiere reducirse con una política expansiva, hace subir los precios antes que incrementar la producción y el empleo.

La tasa natural de desempleo se estima que ronda el 6 o 7 por 100 de la población activa (población en edad de trabajar, que quiera trabajar al salario de mercado y busca empleo); los países con una tasa superior suelen, por lo general, presentar rigideces en el funcionamiento del mercado de trabajo o una falta de formación profesional adecuada de su mano de obra.

El desempleo es el principal coste de las políticas de ajuste y las crisis económicas. Con frecuencia se consideran poco sociales aquellas políticas que dicen anteponer la estabilidad de los precios al crecimiento económico. La evidencia de las décadas más recientes nos permite afirmar que el desempleo y la inflación son a medio plazo la misma cara de una moneda y no situaciones alternativas (esta posibilidad de cambiar inflación por desempleo era la esencia de la curva de Phillips). No hay evidencia alguna de un país que con fuerte inflación haya podido mantener una tasa alta y duradera de crecimiento y empleo.

El desempleo y la inflación son además los dos principales indicadores que condicionan el ciclo político. Por lo general, puede vaticinarse un buen resultado electoral para un Gobierno que concurre a unas elecciones con una tasa de desempleo decreciente y una inflación moderada (estas tasas no tienen que ser bajas, sino que estén decreciendo). Por ello, los gobiernos suelen hacer políticas ligeramente expansivas antes de las elecciones y restrictivas después de las mismas para volver a ajustar la economía, originando el denominado ciclo político.

Fuente: Apuntes de Macroeconomía de la Unideg