Uso y la conservación del agua
Los principios básicos para reducir el riesgo de contaminar el agua y favorecer su disponibilidad permanente son:
– Acatar la legislación vigente en cuanto a zonas de protección de nacientes y riberas de ríos y quebradas, humedales y otros cuerpos de agua.
– Identificar las fuentes de agua limpia y protegerlas de una posible contaminación.
– Determinar la topografía del terreno, su efecto sobre el caudal del agua y el modo en que se distribuye el agua en el sitio, y aplicar las medidas para evitar la contaminación de las fuentes.
– Establecer zonas de protección de las fuentes de agua subterránea que hay en el sitio de producción.
– Cuando se necesite construir un pozo, además de contar con el permiso oficial, se debe seleccionar el lugar adecuado, para que esté aislado de posibles fuentes de contaminación.
– Identificar posibles fuentes de contaminación y tomar medidas preventivas para prevenir o minimizar el riesgo de un eventual ingreso de agua contaminada.
– Identificar las fuentes de agua que tienen usos compartidos, especialmente en áreas de pasturas o en instalaciones de producción animal, y tomar las previsiones del caso para contrarrestar el riesgo de contaminación.
– Verificar periódicamente la calidad del agua mediante análisis de laboratorio o en el campo con instrumentos aptos para esa labor. Cuando se necesite hacer alguna corrección o cloración, se debe registrar la fecha, la dosis, el producto utilizado y las razones que motivaron dicho tratamiento.
– Utilizar filtros o carbón activado, que permitan eliminar la contaminación y garantizar agua limpia.
– Establecer barreras vivas como zonas de protección en los drenajes, que permitan filtrar el agua y retener los sedimentos.
– Establecer coberturas como gramíneas en los taludes y en las zonas con terreno expuesto.
– El agua que se use para limpiar los equipos de aplicación se debe descargar en un sitio seguro y no cercano a los cuerpos de agua.
Fuente: Ministerio de Agricultura y Ganadería.