Naturaleza química de impurezas
Las impurezas coloidales y disueltas en las aguas de desperdicio se dividen en materiales orgánicos e inorgánicos. Las impurezas orgánicas se subdividen de acuerdo con las cantidades proporcionales de componentes nitrogenados y carbohidratos que contienen. Encabezando la lista de los que contienen más componentes nitrogenados están la carne, aves, y alimentos marinos, en tanto que muchos desperdicios vegetales ocupan un lugar intermedio.
Los desperdicios de fruta suelen contener más materiales del tipo carbohidratos que nitrogenados. Esto tiene importancia debido a los productos finales de la degradación microbiana de los desperdicios tanto en las plantas purificadoras como cuando se les descarga sobre el suelo o dentro de una extensión de agua.
Los desperdicios con un alto contenido de nitrógeno proporcionan este importante elemento a los microorganismos del drenaje que lo necesitan para su crecimiento y la continuación de su actividad, y así llegan a estimular el proceso de descomposición. Por lo común, las plantas municipales para el tratamiento de aguas negras están equipadas para recibir desperdicios ricos en nitrógeno.
Existe la posibilidad de que los que contienen mucho carbohidrato en relación con el nitrógeno trastornen el pH y la actividad metabólica de las bacterias generadoras de la descomposición, por lo que tal vez se requiera suplementar estos desperdicios con material nitrogenado antes de que puedan ser tratados en la planta.
Los desperdicios con un pH alto o bajo pueden ser particularmente perjudiciales a los peces y otra fauna acuática, lo mismo que a los microorganismos esenciales en las plantas purificadoras, si no están suficientemente diluidos.
Los desperdicios de fábricas alimentarias suelen requerir la neutralización mediante la simple adición de ácidos o álcalis para situar su pH en la escala de 6 a 9, antes de que se les pueda descargar a la planta purificadora o las aguas naturales.
En el pasado, algunos detergentes sintéticos y sustancias tenso activas, que tienden a producir espuma, han creado problemas en la operación de plantas para el tratamiento de aguas de drenaje y condiciones antiestéticas en los ríos. El problema estribaba en la persistencia de estas espumas cuya desintegración por la acción de microorganismos era muy lenta.
En la actualidad, este problema ha sido superado en gran parte por una conversión general por parte de fabricantes de detergentes a la producción de tipos de fácil degradación biológica. Las espumas de estos materiales se dispersan rápidamente en plantas purificadoras y ríos.
Los desperdicios alimenticios suelen ser menos corrosivos que los de muchas operaciones químicas y mineras, pero a la vez pueden ser más olorosos que éstos.
A menudo la presencia de olores ofensivos hace necesario el tratamiento adicional de estos desperdicios, en tanto que los menos olorosos, cuya carga de contaminación es, en otros aspectos, equivalente, pueden ser desechados.
Fuente: Apuntes de Taller de Frutas y Hortalizas de la UNIDEG