Aprovechamiento y tratamiento de desperdicios sólidos

Bajo condiciones económicas favorables, muy pocos de los materiales que emergen de una fábrica para la producción o procesamiento de alimentos tienen que permanecer en el humilde estado de desperdicios. En donde la economía lo permite, casi todas las clases de «desperdicio» conocidas se pueden aprovechar.

Las cáscaras, pulpa, huesos de frutas y hortalizas se prensan para eliminar más agua y se usan como abono para la tierra. Las cáscaras de semillas de cacao se venden como un costoso recubrimiento ornamental para jardines y macetas. En ocasiones se han usado restos agotados de café molido (granza) para recubrir canchas de tenis.

Los restos procedentes de las empacadoras de carne se han molido, derretido y secado, convirtiéndose en alimentos para ganado. Las vísceras se han tratado de modo similar, o bien se han enviado en estado natural a los criaderos devisones. La sangre molida, secada en tambor o por aspersión, es un importante componente de alimento para animales.

Las porciones del pescado que no son comestibles para los humanos se cuecen al vapor, se muelen, y se deshidratan, convirtiéndose en pescado molido para animales.

El líquido prensado de este pescado durante el procesamiento, se concentra y se seca, ya sea junto con el pescado molido o bien por separado. Este líquido, obtenido bajo las condiciones sanitarias requeridas para la producción de alimentos humanos, se está desalando actualmente antes de ser sometido a la deshidratación por aspersión, transformándose de este modo en proteína de alta calidad para el consumo humano. Las plumas de las aves se juntan, se limpian, y se someten a procesamiento para convertirlas en relleno para cojines y almohadas. Los pellejos animales se convierten en gelatina comestible.

Los «desperdicios» lácteos, como suero de queso y suero natural (de la mantequera), deberían llamarse más bien subproducto s. Ambos son particularmente ricos en nutrientes valiosos y se producen bajo condiciones perfectamente sanitarias. Se concentran y se deshidratan en tambor o por aspersión cantidades bastante importantes de suero para alimento de animales y como ingredientes de alimentos humanos fabricados, entre ellos productos horneados, de salchichonería y confites.

Desafortunadamente cantidades mucho mayores, en el caso del suero, verdaderamente enormes, van a dar al drenaje. El desecho de nutrientes valiosos y el gasto representado por el tratamiento subsecuente de desperdicios resultan en pérdidas dobles.

En algunos casos esto está justificado por el factor económico, especialmente cuando el suero tiene que ser transportado grandes distancias desde la fábrica de queso hasta una planta deshidratadora y sólo hay un mercado limitado para el producto deshidratado. Muchas investigaciones se han dedicado a buscar la manera de modificar el suero y encontrar para él nuevos usos alimenticios a fin de remediar esta situación.

Empero, éstas han topado con obstáculos. Los sueros deshidratados que proceden de quesos ácidos coagulados (como requesón) son excesivamente ácidos y pueden ser consumidos por ganado sólo en cantidades muy limitadas. La neutralización del suero con álcali, produce un nivel demasiado elevado de sales. Aun cuando no se le neutraliza, el suero contiene demasiada sal para que se le pueda consumir en grandes cantidades.

Es posible eliminar ácidos y sales del suero median te varios métodos de intercambio de iones y de salazón, pero no siempre se justifican los costos de estos tratamientos adicionales. Tanto los sueros ácidos como los dulces que provienen de queso coagulado con cuajo (como Cheddar) tienen un elevado contenido de lactosa. Esta puede ser laxante cuando se consume en grandes cantidades.

Estos problemas no son insuperables; de hecho, muchos de ellos desaparecen cuando el suero se combina con otros materiales alimenticios como un suplemento. Se han encontrado y resuelto problemas similares con respecto a muchos desperdicios y subproductos alimenticios.

Hay materiales que no pueden ser mejorados por técnicas económicas de modo que encuentren cabida dentro de la existente estructura comercial. Estos también pueden tener todavía algún valor.

Comúnmente se queman mazorcas de maíz, cáscaras de nuez, restos de café molido, y grasas y aceites contaminados como combustible para generar vapor en las fábricas alimentarias. En ocas iones se han utilizado desperdicios de frutas y hortalizas como una fuente de carbohidrato fermentable para el cultivo de levaduras para alimentos de ganado y para la recuperación de alcohol.

Algunos desperdicios se incorporan al suelo por medio del arado como relleno.

Fuente: Apuntes de Taller de Frutas y Hortalizas de la UNIDEG