Progresión de edad ósea y dental

Ambos son índices de maduración biológica, especialmente la edad ósea.

La maduración ósea ocurre en tres etapas:

Maduración prenatal: se observa osificación de los cartílagos diafisiarios, núcleos epifisiarios del fémur y tibia y de la cabeza del húmero y cuboides.

Maduración postnatal: existe osificación de los huesos del carpo y tarso, epífisis de huesos largos y de la bóveda craneana.

Maduración puberal: hay osificación de los cartílagos de crecimiento.

El conocimiento de esta secuencia ha permitido estandarizar la edad ósea mediante radiografías, desde antes del nacimiento hasta el final de la pubertad.

La progresión de la maduración presenta diferencias sexuales: las niñas tienen una edad ósea más adelantada para la edad cronológica en comparación con los varones, influyendo también patrones genéticos, raciales y otros.

El mayor valor de la determinación de la edad ósea es de tipo pronóstico; es un buen indicador del potencial de crecimiento. En casos de trastornos de crecimiento, el retardo en la maduración ósea no informa sobre su etiología, puesto que puede observarse en enfermedades sistémicas, trastornos endocrinos y retrasos constitucionales.

Por otra parte, en los retrasos de talla de origen genético, la edad ósea habitualmente no se afecta en forma significativa.

El método más usado para determinar edad ósea, es el de Greulich y Pyle, que considera la maduración de los huesos del carpo y de la mano izquierda, existiendo una estandarización por edad y sexo.

Uno de los métodos más usados para efectuar un pronóstico de talla final es el de Bailey-Pinneau, basado en la observación de que existe una correlación directa entre la maduración ósea y el porcentaje que se ha alcanzado de la talla final.

Otros métodos, como los de Roche, Wainer y Thiesen (RWT) y de Tanner y Whitehouse ITW2 Mark2), se basan en estudios matemáticos más complejos que consideran múltiples variables, tales como peso y talla promedio de los padres, velocidad de crecimiento, etcétera.

La utilidad de cada método varía en niños con patrones anormales de crecimiento. Por ejemplo, en niños con pubertad precoz o disgenesia gonadal el método más indicado es el de Bailey-Pinneau, mientras que en pacientes con talla alta el método más exacto es el de Tanner.

La maduración dental se evalúa observando la erupción de los dientes transitorios y definitivos, o bien, a través de una radiografía de los gérmenes dentarios la cual se relaciona mejor con la edad ósea.

La dentición se inicia generalmente a los seis meses de edad con una secuencia característica, pero que presenta gran variabilidad individual y familiar.

Fuente: Manual de pediatría por la Dra Andreina Cattani O. de la escuela.med.puc.cl