Familia una organización para el desarrollo
La relación del pediatra con la familia de su paciente es tan habitual que corre el riesgo de pasar inadvertida como parte de la actividad clínica. Un examen más detenido de la escena clínica habitual nos revela que tanto el cuidado del desarrollo del niño como la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades se sustenta en gran medida en lo que observan, comunican y actúan los interlocutores adultos del médico.
Esto es especialmente válido en el caso de las enfermedades crónicas, cuyo tratamiento implica una gran complejidad. A esta noción hay que agregar que al pediatra le toca a menudo ser testigo y también consejero en problemas familiares que afectan al paciente.
Con iguales razones puede afirmarse que en las actividades relacionadas con la Salud Mental del niño y el adolescente, la familia es un contexto significativo para el profesional que intenta entregar su aporte a la prevención y el tratamiento.
Más, aún, en diversos problemas clínicos y psicosociales se ha demostrado la importancia de la interacción familiar, no tanto en términos de etiología, en su sentido médico, sino como elemento que llega a ser factor de cronicidad, de recaídas, de mayores limitaciones psicosociales en el largo plazo, o factor que reduce las posibilidades terapéuticas. Como ejemplos en los cuales se ha demostrado el «factor relacional» es decir la co-evolución del sistema relacional con la patología se pueden mencionar algunas categorías que abarcan gran parte de los diagnóstico de la psiquiatría infantil.
– El síndrome de déficit atencional y los trastornos de la conducta social
– Los problemas del desarrollo cognitivo y de la adaptación escolar (inteligencia, aprendizaje, rendimiento escolar)
– Los trastornos ansiosos y los tratamientos del animo
– La psicopatología y las conductas de riesgo del adolescente (depresión, esquizofrenia, disorexia, abuso de drogas, etc.)
– Los trastornos somatomorfos.
Las teorías que enfocan las relaciones familiares han contribuido a que se considere la complejidad relacional del desarrollo y de la psicopatología infantil y constituye también un aporte a la actividad clínica del pediatra.
La relación con la familia es mediadora entre el pediatra y el paciente y por lo tanto tiene consecuencias en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención. Un enfoque sistémico y evolutivo de las relaciones familiares permite que el médico construya una relación de alianza con la familia y se oriente en cuanto a las pautas relacionales y tipos de conflicto propios de cada etapa del ciclo vital.
Se puede concluir que el conocimiento de las teorías sobre la interacción familiar constituye un importante aspecto en la formación del médico, que entrega elementos básicos para el conocimiento del contexto del paciente, clínicamente útiles tanto en lo que respecta a la salud mental del niño como a la pediatría.
Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Eduardo Carrasco Bertrand de la escuela.med.puc.cl