Desarrollo comunitario y participación pública
El concepto de la comunidad es esencial para crear una sociedad estable en México. Todas las organizaciones empresariales tienen que participar en el fomento de este concepto, tanto dentro de la empresa como con la participación activa en el mejoramiento de la comunidad en la que están ubicadas.
Esto indica que la filosofía y las prácticas empresariales deben ser compatibles con los valores comunitarios. De esta manera los empleados confiarán en que las actividades de la comunidad (y de su familia) forman una extensión de los valores y actividades de su trabajo. Los empresarios participan y apoyan los programas de la comunidad. De esta manera la calidad de vida en el trabajo y en la comunidad se refuerzan una a la otra
Participación pública
Un requisito esencial para el desarrollo sustentable es que todos participen. Esto quiere decir no sólo las organizaciones empresariales, las instituciones gubernamentales y los organismos comunitarios, sino también el público en general en sus propias comunidades está dispuesto a realizar su parte.
El concepto de desarrollo, sustentable es fundamentalmente distinto de todos los demás tipos de desarrollo o proyecto, ya que depende de miles y millones de pequeños esfuerzos individuales para hacerlo una realidad. Esto implica dar de sí mismo (sin remuneración) por el bien de los niños del futuro.
Educación
El desarrollo de la conciencia de la situación actual en México y el cambio de actitudes y concientización se presentará por medio de la educación. Esto requiere educación a todos los niveles escuelas, universidades, iglesias, comunidades, lugares de trabajo. Esto otorga gran responsabilidad a los dirigentes de estos sectores para que formulen programas adecuados a fin de promover este conocimiento esencial y desarrollar actitudes positivas.
La forma de esta educación se complementa en todas las áreas interconectadas. En las escuelas, por ejemplo, los niños reconocidos como el grupo más receptivo para en cambio a una nueva manera de pensar y los maestros, tienen una excelente oportunidad de establecer hábitos y actitudes ecologistas.
Este proceso normalmente empieza con los programas ecológicos de las materias científicas y después algunos proyectos concretos realizados tanto en la escuela como en la comunidad. Después tales programas pueden ampliarse para incluir a otras escuelas de la comunidad y de comunidades vecinas.
Algunas escuelas ya tienen programas así. Poco a poco las familias participan porque los padres desean dar un buen ejemplo a sus hijos. De esta manera los niños tienen una importante función de influencia positiva en las familias.
En la educación superior existen ya algunos programas aislados, principalmente en las carreras de ciencias e ingeniería. Es necesario que se amplíen para fomentar una conciencia o mentalidad ecológicamente sustentadora y entender cómo esta manera de pensar afecta a todas las materias de las diferentes carreras.
Un investigador ha dicho: «el desarrollo sustentable es una actitud y una manera de pensar no sólo conocimientos científicos». El desarrollo de esta nueva mentalidad es indispensable si las instituciones educativas esperan realmente preparar a los jóvenes para nuestro nuevo mundo, que cambia con una velocidad sin precedente.
En la comunidad la educación incluye no sólo la información sobre problemas ecológicos sino también la que atañe a los derechos y las obligaciones de los ciudadanos. Esta educación requiere la ayuda de los dirigentes comunitarios (privados y públicos), de universidades e iglesias.
Los ciudadanos aprenderán rápidamente que los mejoramientos dependen de la participación de cada individuo, y que por consiguiente tienen que informarse de lo que está sucediendo para poder participar de manera adecuada cuando se tomen las decisiones.
Ya acabaron los tiempos en que «otros podían y debían hacerlo». Ahora cada persona tiene que manifestar su interés, primero en el esfuerzo de aprender lo que está sucediendo en su comunidad. Esto permite un ambiente totalmente nuevo para la mayoría de los mexicanos, en especial en las zonas urbanas en las que todavía la mayoría de los individuos son pasivos y están mal informados de los problemas de sus comunidades, en tanto que unos pocos toman todas las decisiones.