Etapas de diagnóstico en el retraso del desarrollo psicomotor

Anamnesis

Debemos partir preguntando acerca de la situación actual del niño. Inicialmente debemos hacer un interrogatorio libre, inquiriendo sobre qué aspectos preocupan más a los padres. Luego se debe interrogar acerca de todas las áreas de la maduración sin omitir ninguna: social, del lenguaje, emocional, cognitiva, de la visión, de la audición, motora.

Anamnesis remota. Preguntar acerca de posibles etiologías, indagando problemas del período prenatal, perinatal y postnatal. Del período prenatal seleccionaremos: antecedentes de posibles infecciones virales, (TORCH) , posibles hipoxemias (intención de aborto), hipertensión materna, exposición a agentes teratogénicos como alcohol, drogas, insecticidas, plomo, benceno, radiaciones, etc.

Periodo perinatal. Es el período donde existen eventos que contribuyen en forma importante al desarrollo de retraso: hipoxia, hipoglicemia, hiperbilirrubinemia, trauma obstétrico, prematuridad, macro- microcefalia, convulsiones.

Período postnatal. Debe indagarse sobre: infecciones del SNC, traumatismos encéfalocraneano severos, trastornos hidroelectrolíticos, intoxicaciones.

Una mención especial de la anamnesis postnatal merecen los siguientes aspectos psicosociales:

– Deprivación cultural
– Hospitalizaciones prolongadas
– Disfunción familiar
– Sobreprotección
– Maltrato infantil

Antecedentes familiares: Dado que en muchos niños con retraso del desarrollo, éste tiene etiología genética, la anamnesis familiar es relevante: enfermedades de los padres, consanguinidad (o «inbreeding»: familias de algunas localidades en que hay un número importante de uniones consanguíneas), historia familiar de retardo, historia familiar de problemas sensoriales, infertilidad previa de la pareja.

Examen físico

A pesar del gran valor de exámenes de laboratorio de imágenes, el examen físico del paciente aporta información relevante para el diagnóstico. La inspección puede aportar lo siguiente: dismorfías de diferentes partes del cuerpo, alteraciones de la piel (manchas hipopigmentadas, manchas café con leche, angiomas), alteraciones del esqueleto, tamaño del cráneo, defectos de cierre del tubo neural.

Del examen pediátrico clínico destacamos los elementos de más importancia:

Medición del perímetro craneano y su relación con la talla.
Examen cardíaco: búsqueda de posibles cardiopatías congénitas asociadas a cuadros genéticos.
Examen abdominal: visceromegalia asociada a enfermedades degenerativas.
Examen de audición y visión: éstos no pueden ser omitidas. Existen cuadros clínicos con retardo que además presentan alteraciones de visión y audición. Por otra parte, la ceguera y la sordera afectan en forma notable el desarrollo psicomotor.

Respecto a la audición, en el período de lactante se puede explorar con reflejo coleo palpebral palpebral positivo o con potenciales evocados (a veces no muy concluyente). En el período preescolar se puede hacer impedanciometría y algunas veces es posible la audiometría convencional. En caso de retraso de lenguaje, se debe descartar hipoacusia.

Respecto a visión, se puede explorar mediante:

– Seguimiento de objetos con la mirada
– Respuesta con sonrisa social
– Evaluar rojo pupilar
– Fondo de ojo: la atrofia papilar indica compromiso visual de grado variable.
– Nistagmus: puede indicar alteración de visión.

Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Luis Schlack de la escuela.med.puc.cl