Aspectos prácticos de la lactancia materna

Estudios prospectivos han demostrado que el crecimiento de niños en lactancia es similar a los patrones normales, aceptados internacionalmente. También se describe ausencia de déficit de fierro en lactantes cuyas madres no están afectadas por enfermedad ferropriva.

El raquitismo por déficit de vitamina D es raro en niños alimentados al pecho. La supervisión del crecimiento y desarrollo del niño, como también de la salud integral de la madre por parte de un equipo de salud capacitado, garantizará el éxito de la lactancia materna.

El método para lograr lactancia materna de buen éxito que se usó en estos estudios chilenos fue fundamentalmente el siguiente: permitir al niño alimentarse por libre demanda, no interferir con chupetes ni sólidos y controlar el binomio madre-hijo por personal de salud capacitado.

La curva ponderal del niño fue analizada en forma individual, con criterio riguroso y comparada con un patrón de crecimiento normal adecuado. La metodología empleada para promover la lactancia prolongada se resume en: preparación de la madre durante el embarazo, amamantamiento por libre demanda, cuidado del pecho materno, alimentación equilibrada de la madre, supervisión de madre e hijo por personal de salud capacitado, introducción de no lácteos en el segundo semestre y diagnóstico de falla de lactancia sólo por cuidadosa evaluación de la curva ponderal del niño.

Si bien hay un grupo de madres que tendrán lactancia de buen éxito en forma espontánea y aún sin cumplir estas recomendaciones, es preciso enfatizar que con estos consejos básicos es como investigadores chilenos han logrado los resultados que se presentan.

El crecimiento de los niños de término sanos, en lactancia exclusiva y en control adecuado, ha demostrado ser óptimo y muchas veces superior a los patrones internacionales. El crecimiento de 1217 niños chilenos en lactancia exclusiva durante el primer año de vida se distribuye en percentiles de peso para la edad, al menos tan apropiados como los percentiles OMS.

Los incrementos de peso mensuales en el primer año de vida mostraron un patrón típico de mayor velocidad de crecimiento durante el primer trimestre, que desciende progresivamente, en coincidencia con el logro de pesos absolutos apropiados para la edad, existiendo los mínimos riesgos de obesidad en niños amamantados.

El incremento de peso debe ser analizado de acuerdo a este patrón, al peso absoluto y al canal de crecimiento que el niño sigue. Cabe señalar que la adición de no lácteos a la dieta del niño y la enfermedad ferropriva de la madre aumentan el riesgo de déficit de fierro en el niño, pudiendo así aparecer anemia en lactantes amamantados.

El mismo estudio (ICMER) y otros, han corroborado lo dicho en comunicaciones internacionales al evidenciar bajos índices de morbilidad, desnutrición y mortalidad en los niños alimentados al pecho exclusivo. Las causas de hospitalización en este estudio chileno (4 de 242 niños en sus primeros seis meses) fueron: bronquitis obstructiva, hernia inguinal y torsión testicular. No ha habido fallecimientos durante el primer año de vida, en una experiencia que actualmente cuenta con alrededor de 4.000 niños (ICMER, comunicación personal).

El recién nacido de pretérmino también es beneficiado al ser alimentado con leche de su propia madre, la que presenta características apropiadas a la inmadurez del niño (ejemplo: mayor contenido de sodio y de nitrógeno) y que le transmite factores inmunológicos.

El diagnóstico de ictericia por leche materna se hace por descarte y obedecería a dos mecanismos, especialmente: durante la primera semana, la escasez de leche y la baja de peso excesiva se asocian a una mayor reabsorción éntero-hepática de bilirrubina; durante las semanas siguientes, con abundante cantidad de leche materna y con buena curva ponderal del lactante, la hiperbilirrubinemia puede atribuirse por descarte e hipotéticamente a una deconjugación excesiva de monoglucourónidos de bilirrubina en el lumen intestinal y reabsorción éntero-hepática.

Este último mecanismo se atribuye a la presencia de glucuronidasa en la leche de algunas madres; también la leche de algunas madres contendría ácidos grasos y/o pregnanediol que pudieran interferir con la glucoroniltransferasa en la conjugación hepática de la bilirrubina, lo cual no está demostrado en la literatura moderna.

La recomendación de la Academia Americana de Pediatría es promover la lactancia frecuente (10 veces por día) para evitar la baja de peso y la acumulación de bilirrubina en el lumen intestinal. La lactancia se suspende por 24-48 horas, solamente si hay bilirrubinemia de 20 mg/dl o más. Aún en los países desarrollados, el niño que no es amamantado corre riesgo de disminuir su relación afectiva con la madre y las fórmulas artificiales no son individualizadas ni aportan factores inmunológicos. La evidencia científica actual señala a la leche materna como la fórmula óptima.

Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Javier Cifuentes R. y Dr. Patricio Ventura-Juncá T. de la escuela.med.puc.cl