Superioridad nutricional

La leche materna es superior a las fórmulas derivadas de la leche de vaca y de otras fuentes, ya que los nutrientes que contiene: proteínas, grasas, hidratos de carbono, minerales, vitaminas y agua están en cantidad y proporción adecuados para lograr una máxima biodisponibilidad en el lactante menor de 1 año.

La osmolaridad de la leche materna y su contenido en enzimas digestivas y en factores moduladores de crecimiento permiten su mejor digestión y contribuyen al desarrollo del tubo digestivo durante los primeros meses de vida del niño.

La relativa ausencia de antígenos alimentarios en la leche materna reduce considerablemente el riesgo de enfermedades alérgicas. Los factores moduladores de crecimiento promueven el desarrollo de la mucosa intestinal, lo que reduce la posibilidad de ingreso de proteínas extrañas, como macromoléculas, que desencadenen reacciones alérgicas.

La leche materna no provoca las microhemorragias demostradas en lactantes alimentados con leche de vaca, los cuales pierden fierro por esta vía.

Es preciso enfatizar algunos detalles que hacen superior a la leche materna. El nitrógeno no proteico en la leche materna tiene valor nutritivo en presencia de la cisteína.

La lactosa es el hidrato de carbono más abundante en la leche materna y su presencia en el lumen hasta porciones distales del intestino delgado contribuye a una buena absorción de calcio, fierro, magnesio y óligoelementos en el niño.

Los lípidos están presentes en cantidades de 3,5 a 4,5 g/100 ml en la leche materna y son una importante fuente de energía. La óptima utilización de las calorías grasas de la leche materna se debe a la formación de glóbulos lipídicos pequeños, adecuados al desarrollo linfático intestinal del lactante menor, como también a la contribución de la taurina a los ácidos biliares. La lipasa humana presente en la leche materna, se suma a la lipasa pancreática, cuya actividad es todavía insuficiente en el lactante menor.

La composición de ácidos grasos guarda óptima relación con las cantidades de fierro y vitamina E para lograr una apropiada composición de las membranas celulares. El fierro, calcio, fósforo, los oligoelementos y las vitaminas A, C, D, B y E se encuentran en la leche humana en condiciones de óptima biodisponibilidad.

La presencia de ácidos grasos: oleico, linoleico, araquidónico y docosahexanoico es importante para el metabolismo del sistema nervioso central, particularmente de la retina y de los centros auditivos. Estudios prospectivos internacionales comunican menor desarrollo auditivo, visual y psicomotor a mediano plazo, (edad preescolar y escolar), en niños que no recibieron estos ácidos grasos en su alimentación en el período de lactante.

La proporción de nutrientes, el pH, la cantidad y calidad de las proteínas, el contenido en ácido ascórbico y otros factores en la alimentación, influyen en la absorción de fierro por parte del intestino. Esta absorción es máxima y varias veces superior en el lactante alimentado al pecho exclusivo que en aquél con alimentación combinada o artificial. La vitamina D se encuentra en baja proporción en la leche materna.

Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Javier Cifuentes R. y Dr. Patricio Ventura-Juncá T. de la escuela.med.puc.cl