Evaluación el adolescente y su familia

Siguiendo a Piaget, en el plano intelectual la adolescencia se caracteriza por el paso del período del pensamiento operatorio concreto al del pensamiento formal. En esta etapa del pensamiento humano, en la cual «lo real se subordina a lo posible«, el adolescente empieza a distinguir «lo hipotético de lo factible, lo posible de lo real«, caracteres intelectuales que son la entrada a un nuevo nivel de conocimientos en una estructura mental diferente, en una nueva planificación de la organización cognitiva.

El período del pensamiento operatorio formal tiene como característica la logicidad que opera en relación con la percepción; el sujeto ya no actúa estricta y exclusivamente sobre realidades experienciales, sino que en la adolescencia amplía sus dimensiones, se reestructura, se refuerza y redimensiona, logrando el paso del pensamiento empírico inductivo al pensamiento hipotético deductivo.

Mediante este pensamiento hipotético deductivo o formal la realidad empieza a aparecer en el adolescente como formando parte del universo de «los posibles». Esta nueva estructura de pensamiento le permite abordar los problemas de un modo organizado, lo que le posibilita aprender más fácilmente, retener mejor lo que aprende y formular cuestiones indirectas, progresivas, abstractas y jerarquizadas.

El nivel de pensamiento operatorio formal, sus formas elaboradas depensamiento abstracto y la manera perfeccionada de resolver los problemas son el resultado, por un lado, de un organismo desarrollado mediante el ejercicio mental y, por otro, de sus niveles de interacción con lo social.

En esta interacción social se encuentra el lenguaje, que sin ser determinante del desarrollo del pensamiento abstracto en el adolescente, no existe duda que lo condiciona, ya que es difícil pensar sobre conceptos abstractos sin lenguaje. Resulta pues un hecho evidente que el pensamiento del adolescente está en estrecha interdependencia con su lenguaje, por lo que el nivel y la estructura del lenguaje del adolescente está en interacción recíproca con el pensamiento y el razonamiento abstractos.

De acuerdo con Fernández, la aparición de este nuevo proceso intelectual provoca en el educando —debido a los cambios que nota— una nueva inestabilidad emotiva, inseguridad intelectual, nostalgia del pasado, un cierto deseo de volver a la tranquilidad que le proporcionaba el período de desarrollo anterior.

El pensamiento formal o la inteligencia abstracta es el instrumento indispensable de los intercambios entre el individuo y el medio, siendo la influencia del entorno la que determina el grado de desarrollo y la naturaleza de la inteligencia misma.

Sin olvidar la importancia del factor biológico, en la diferenciación de los niveles de inteligencia abstracta de los adolescentes existe un predominio de lo social, es decir, del ambiente, de la afectividad, de la motivación, de la escuela.

El medio social al que pertenecen o en el que viven los adolescentes posee un papel importantísimo, no sólo en el desarrollo de todas sus facultades cognitivas (percepción, raciocinio, lenguaje, inteligencia, aprendizaje), sino también en la evolución de los caracteres emocionales y de las actitudes de comportamiento.

Así pues, la adolescencia es el período del movimiento por excelencia y del progreso súbito del crecimiento, caracterizado por transformaciones físicopsíquicosociales, tales como la maduración sexual, y la reestructuración y desarrollo cognitivos; esto trae consigo cambios mentales, sociales y emocionales, nuevas experiencias, nuevas responsabilidades y nuevas relaciones con los compañeros.

Al coincidir con el período de desarrollo del pensamiento formal o abstracto, la adolescencia es un momento dinámico y de capital importancia, pues además de que distingue al educando del niño y del adulto, pasan a primer plano las exigencias de su personalidad en un constante ir y venir de la preocupación de su cuerpo a la de su Yo psíquico.

En la adolescencia las relaciones familiares son un elemento clave, pues representan el punto de partida para el establecimiento de nuevas relaciones sociales maduras, en las que el grupo de amigos compite y cede importancia con el grupo familiar de referencia.

Este nuevo sistema de relaciones demanda negociaciones y reacomodos. En este contexto, los estresores cotidianos desempeñan un papel importante, porque involucran una relación particular entre el individuo y su entorno que rebasa los recursos psicosociales.

La familia, como unidad básica de interacción, es una imagen y un ejercicio de la vida humana que se caracteriza por sus relaciones de intimidad, solidaridad y duración, por lo que se constituye en un agente estabilizador. Es un factor de causa, predisposición y contribución para el desarrollo emocional e intelectual de sus miembros.

Según informes de las Naciones Unidas (1988), las funciones y tareas que debe cumplir la familia, sea cual sea su estructura (familias con sólo dos miembros, familias con mujeres a la cabeza, madres y padres solteros, familias con hijos de matrimonios previos y familias seleccionadas por el divorcio), se hanmostrado prioritarias para el desarrollo de sus miembros y el funcionamiento de la sociedad, entre las que se puntualizan las siguientes: desarrollar y socializar a los hijos proporcionándoles cuidado, amor, alimento, satisfacción de las necesidades y un medio intelectual, emocional e interpersonal adecuado para favorecer el bienestar psicosocial.

Las diferentes formas en que interactúan los miembros de una familia esorganizada por un conjunto invisible de demandas funcionales, es decir, la dinámica de la familia se desarrolla a partir de patrones únicos de interacción, creados por los miembros al relacionarse en el núcleo familiar.

Si se retoman los conceptos de Chagoya al respecto, hablaríamos de una dinámica familiar funcional o disfuncional, entendiendo que una familia funcional es aquella en la que los hijos no presentan trastornos graves de conducta y cuyos padres no están en lucha continua. En el ámbito familiar se conocen diversos esfuerzos para evaluar las relaciones interpersonales o dinámica interna entre los integrantes de una familia.

El enfoque de riesgo se basa en la medición de esa probabilidad, la cual se emplea para estimar la necesidad de atención y permite establecer un gradiente de la misma, que abarca desde un mínimo, para individuos de bajo riesgo, a un máximo, para aquellos con alta probabilidad de sufrir un deterioro de la salud en un futuro.

Estos factores de riesgo, la predicción de eventos negativos y las posibles intervenciones son los conceptos de riesgo que facilitan la identificación de necesidades de acción futura; en este sentido los factores de riesgo son guías que permiten la identificación de esas necesidades.

Se definió como cualidad o atributo las variables hasta ahora identificadas por la literatura como circunstancias detectables en el adolescente con una probabilidad incrementada de ser un riesgo, ya sea por sí misma, o bien por constituir parte de la cadena causal de hechos y situaciones que pueden inhibir o limitar el desarrollo intelectual del adolescente:

1. La integración familiar. La familia destruida en la que se incluyen abandonos físicos de algunos o ambos padres, o la colocación del adolescente en otra familia, ya sea por la destrucción de la propia o por necesidades económicas o educativas, propicia la ausencia de una figura parental significativa, no necesariamente por carencia real, sino por imposibilidad para identificarse con un padre cálido y aceptante incondicional.

Con base en revisiones, se manifiesta que la existencia de un patrón denuclearización de la familia moderna urbana condiciona que sus papeles estén organizados, de tal modo que limitan la capacidad de ésta para proporcionar apoyo emocional necesario a los adolescentes.

La fase dentro del ciclo de vida familiar en que se encuentra la familia, condiciona de igual manera la relación que lleva el adolescente con sus padres, determinada por la mayor o menor diferencia de edades, así como del lugar que ocupa en relación con sus hermanos.

2. La relación entre la pareja afecta al adolescente, que se ve envuelto y muchas veces obligado a tomar partido por alguno de los padres, ante la presencia de agresiones físicas y/o psicológicas, alteraciones en la comunicación, etcétera, sufriendo la culpa consecuente.

3. La forma en que la familia acostumbra solucionar los conflictos sirve de ejemplo al adolescente. Las actitudes constantes de agresión que se dan en las familias en permanente desacuerdo y disputa, en muchas ocasiones con agresiones físicas, dan pauta a una conducta que es internalizada como solución a la tensión interna que se descarga.

Los sentimientos de rechazo familiar, en especial el parental, fincan las bases para resentir posteriores rechazos, los que se reportan con conductas agresivas del adolescente. En lo que respecta al consenso de las normas y reglas establecidas, es un factor detectado como importante y presente en las familias con un alto porcentaje de adolescentes con alteraciones en la conducta.

Autor de esta obra:
Isabel Valadez Figueroa – http://educacion.jalisco.gob.mx/consulta/educar/