Folleto promocional y de servicios
Podemos definirlo como una publicación no encuadernada utilizada, generalmente, para transmitir información publicitaria, que ofrece información de los productos o servicios de una empresa.
Se diferencian de los catálogos, en que el catálogo es una publicación más extensa en la que se da información de todos los productos de la empresa en cuestión y el folleto, suele llevar información solo de algunos productos y servicios puntuales o de ofertas concretas.
Los folletos al igual que otros elementos de comunicación pueden presentarse de muchas formas diferentes, su tamaño, la cantidad de hojas utilizadas, y en general todo lo que lo conforma. Por ejemplo, la elección del papel es siempre un factor decisivo para la creación de una buena imagen así como para la calidad de la impresión del trabajo y para le elección del material que conformará nuestro folleto.
Otro factor que también afectará al trabajo de composición será el plegado que suele llevar este tipo de trabajos y que condicionará la colocación de ciertos elementos para no dificultar la lectura en el caso de textos o para no producir
«cortes» visuales en las imágenes colocadas. En las manchas de color deberemos considerar las zonas de plegado que quedarán blancas al forzar el papel en el doblez y cómo afectará eso a nuestro diseño.
Un folleto se divide en diversas partes o secciones por su forma de plegado:
– Una sola hoja o parte, que es el folleto simple
– De dos partes, cuerpos o díptico (un plegado)
– De tres partes, cuerpos o tríptico (dos plegados). Suele utilizarse el formato en sentido horizontal para obtener tres cuerpos verticales que nos permiten realizar composiciones más expansivas
– Folletos con más partes, cuerpos u hojas, pero que dependiendo de la dimensión ya podríamos clasificarlos como catálogos.
Por otro lado, sin depender del número de páginas que tenga, un folleto puede presentar en su formato formas y tamaños muy diferentes, sin olvidar los conceptos generales de una buena composición.
Las formas y números de plegados así como el formato de nuestro folleto tiene las limitaciones que el diseñador y el presupuesto del trabajo tengan. Asimismo la forma o corte que tenga el mismo o la inserción de una forma determinada de troquel, serán posibilidades que se podrán incorporar siempre que se asuman las dificultades técnicas y económicas de nuestro diseño.
Los plegados más habituales son el doblado tipo rollo – en el que cada doblez queda dentro del que le precede, teniendo que reducirse el tamaño de los cuerpos progresivamente para que puedan encajar correctamente – y el pliegue de acordeón. En el tipo de plegado deberemos considerar también el tipo de papel y el grosor del mismo, para que no tienda a abrirse.
La cubierta o parte exterior del folleto será crítica en la formación de la primera impresión del lector. La totalidad del diseño, el estilo de la composición, la elección del tipo de letra, la ilustración y el color, contribuyen a crear una imagen que perdurará a lo largo del folleto.
Puesto que el folleto es normalmente un trabajo autocubierto (no posee cubierta o tapa), el primer texto comienza normalmente en la parte interior de la cubierta. Dependiendo del numero de plegados que tenga nuestro folleto y de la dirección de estos plegados, una u otra parte de nuestro folleto hará las funciones de cubierta (donde normalmente se colocará el título o tema del folleto y quizás nombre de la empresa) y de contracubierta (colocándose en esta parte el nombre y datos de la empresa).
Si establecemos un formato mediante columnas, sería recomendable que en la mitad de los espacios entre las columnas lo hagamos coincidir con los pliegues que lleve. Asimismo si el formato de nuestro folleto es apaisado deberemos tener cuidado de que el titular o titulares no se extiendan en la totalidad de la anchura de la página, aunque se disponga de espacio, ya que esto conllevaría unos titulares largos, antiestéticos y dificultaría la lectura de los mismos.
Deberemos poner las indicaciones oportunas para la correcta impresión y plegado de nuestro trabajo, colocando las líneas de corte que tendrá así como la línea o zona de plegado (normalmente con líneas externas al diseño, con líneas discontinuas o con guías).
Como anteriormente ya hemos comentado en otros diseños editoriales, sería conveniente que tuviéramos en cuenta que si colocamos secciones o subtítulos en las diferentes columnas estos no coincidan en altura especialmente en las columnas adyacentes. Asimismo las imágenes o fotografías deben distribuirse adecuadamente para conseguir una composición que sea equilibrada pero asimétrica.
La parte del folleto que va en primer lugar, es decir lo que podríamos llamar la portada, debe impactar lo suficiente como para que el receptor esté dispuesto a leer el resto de la información. El redactor y diseñador tendrán que decantarse entre un estilo que genere expectación o intriga sobre el tema que se trata, o un estilo más descriptivo que nos informe sobre el contenido o el tipo de información que nos suministrará.
De cualquier forma, debemos plantearnos antes de empezar el estructurar la información que va a llevar el folleto en áreas de importancia y la forma de distribución que tendrán los folletos que vamos a realizar. No olvidar tampoco en este tipo de elementos que aunque el espacio general que tenemos puede ser reducido, los blancos siguen siendo en estos trabajos una herramienta importante para el diseñador, tan fundamental como los elementos informativos. Si los blancos no están exclusivamente en los márgenes sino también en el interior de nuestra publicación, dotaremos de más fuerza a nuestro diseño.
Lo que si deberemos saber es que no existen reglas definitivas referentes a la utilización de las retículas. En algunas ocasiones puede funcionar un diseño más estricto, mientras que en otras es más apropiado utilizar un marco que sea menos firme y nos permita una colocación menos usual de los diferentes elementos. Todo dependerá de la función que tenga nuestra publicación, del tipo de audiencia, del tamaño y el número de páginas y, naturalmente, de la «gracia» del diseñador.
Fuente: Apuntes Diseño Editorial de la U de Londres.