Riego en el cultivo de apio
Cuando está en las primeras fases de su desarrollo, el riego debe ser abundante y regular, ya que la plántula debe tener un crecimiento continuo. En todo su ciclo, este cultivo sufre estrés si hay escasez de agua en el suelo.
Se puede regar tanto por gravedad como por riego localizado como por aspersión (el riego por aspersión resulta interesante en este cultivo).
Es un cultivo exigente en agua de buena calidad. Si la conductividad eléctrica del agua de riego es elevada se frena el desarrollo vegetativo, provoca aperturas de la planta y favorece los problemas de «corazón negro», debido a una deficiente asimilación de calcio.
En el ciclo otoñal-invernal, en riego localizado se emplean unos 7.000 m3 de agua por hectárea. En el ciclo primaveral, se utilizan aproximadamente de 3.500 a 4.500 m3/ha. En este ciclo es necesario el uso de cubiertas flotantes para evitar la inducción floral, acortándose el ciclo en unos 10-15 días si se emplea además acolchado negro debajo de la cubierta.
Fuente: Biblioreca Técnica Servicios y Almácigos S.A. La serena chile.