Gobierno y política en periodismo
Los reporteros que cubren las noticias del gobierno deben conocer los mecanismos internos del mismo y analizar el impacto de las decisiones gubernamentales. El reportero que al informar sobre el gobierno plantea la pregunta básica, “¿a quién le interesa esto?”, logra localizar a las personas cuyas vidas son afectadas por los actos gubernamentales.
Las historias en las que se habla de esas personas son más interesantes para la audiencia. En virtud de que gran parte de los negocios del gobierno se llevan a cabo en reuniones, el reportero de esa fuente debe prepararse para informar sobre muchas de ellas. Sin embargo una reunión tediosa no justifica una historia aburrida.
La audiencia confía en que el periodista le contará sólo lo importante, no una lista cronológica de todo lo sucedido. Las mejores historias sobre reuniones no se concentran en lo que pasó en la sala, sino en la gente que será afectada por lo que allí ocurrió.
Es vital que el periodista a cargo de la fuente del gobierno aprenda a leer e interpretar presupuestos y otros estados financieros. “Sigue los pasos del dinero” es un buen consejo para todos los periodistas, en particular para los que cubren los rubros del gobierno y la política. Las historias sobre la financiación del gobierno pueden parecer áridas, pero los impuestos y los egresos afectan directamente a la audiencia y la gente necesita saber adónde va su dinero. En general, los documentos son la sangre vital del gobierno, por lo cual el reportero debe ser capaz de acceder a ellos y entenderlos.
En una democracia, el reportero político tiene una misión fundamental: dar a los ciudadanos la información que necesitan para elegir en forma razonada entre los candidatos a cargos públicos. Para eso el periodista tiene que examinar los antecedentes y los méritos de los candidatos, sus posiciones en los asuntos clave y lo que cada uno declara en sus presentaciones y anuncios de campaña. El reportero que cubre la política examina también a los partidarios de los candidatos, pues los intereses de éstos arrojan a menudo mucha luz sobre lo que cada político hará en caso de ser elegido.
Las encuestas de opinión pública son un elemento obligado en la cobertura de campañas electorales, pero el periodista las debe examinar con cuidado antes de decidir si vale la pena publicar sus resultados. Las encuestas tipo “carrera de caballos” o de “rastreo” que indican el porcentaje de votantes que apoyan a cada candidato tienen valor limitado, salvo como una vista instantánea de la carrera en un día determinado. Algunos periodistas creen que las encuestas de votantes pueden inclinar en realidad a la gente a favor del candidato que vaya en primer lugar porque a la mayoría le gusta apoyar al ganador.
Sin embargo, algunos investigadores han descubierto en Estados Unidos que los votantes que prestan atención a las encuestas son también los que están más enterados de los temas a discusión en las campañas. Los investigadores aconsejan a los periodistas que se limiten a informar sobre los resultados de las encuestas legítimas de “rastreo” durante toda la campaña, pero que no hagan de ellas el centro focal de la cobertura.
Fuente: Oficina de programas de información internacional. EUA.