Titulares, pies de foto y resúmenes en periodismo
Además de revisar las historias de los reporteros, los editores son responsables del material adicional que acompaña a las historias. En los periódicos y en las salas de redacción en línea, los editores escriben titulares (cabezas) para las historias y pies para las fotos.
El titular es a la vez un resumen y un anuncio; da a la audiencia una idea rápida del tema de la historia y le dice al lector por qué será interesante leer todo el texto. El pie es más bien una etiqueta que le indica al lector lo que se muestra en una foto o gráfica. En la sala de redacción de las estaciones de radio y TV, los productores pueden escribir cabezas y también lo que se conoce como resúmenes (teases), es decir, breves descripciones de las historia cuyo propósito es hacer que el espectador o el escucha permanecer en sintonía para enterarse de todo el reportaje.
Las cabezas, por definición, son breves y atractivas. Los titulares impresos resumen la historia, captan la atención del lector, ayudan a organizar las noticias en la página impresa y, por medio de distintos tamaños de letra, indican la importancia relativa de cada historia. Al escribir una cabeza, los editores no se limitan a resumir el párrafo de entrada en unas cuantas palabras: el buen editor intenta captar en los titulares el punto medular de la historia; por eso debe entender ésta a fondo antes de redactar la cabeza. Él tiene que leer la historia de principio a fin y examinar las fotos y todo el material gráfico que la acompañará.
Si el argumento principal no es obvio, el editor debe consultar con el reportero, en lugar de tratar de adivinar y arriesgarse a imprimir un titular desorientador o erróneo. Por otra parte, si el editor encuentra confusa la historia, eso indica que ésta tal vez requiere mayor elaboración.
En los titulares se debe emplear un lenguaje simple y directo. Use nombres propios y el tiempo presente. En general, es aceptable no usar conjunciones, los artículos como “el” y suprimir verbos copulativos como “ser” o “estar”. Una historia que narra el arresto de una mujer y su novio por haber cometido una serie de asaltos bancarios podría tener este titular: “Novios Ladrones Detenidos”. Conviene tratar de evitar los verbos que los editores llaman “falsos titulares” y que atraen a los autores de cabezas sólo porque son breves. Verbos como “otear”, “osar” y “urdir” casi nunca se usan en la conversación, por lo cual no deben aparecer en los titulares.
El titular debe ir de acuerdo con la tónica de la historia. Las noticias duras requieren un resumen directo, como este titular del periódico The Zimbabwe Independent: “Contrabando Merma Producción de Oro en Zimbabwe”. Este titular se asegura de que el lector sepa con precisión el tema de la historia. Por otra parte, los titulares de interés general pueden apenas sugerir el contenido de la historia, ya que su propósito básico es despertar la curiosidad del lector. Por ejemplo, el Buenos Aires Herald de Argentina usó este titular para la reseña de una nueva grabación: “Madonna Insolente Retrocede en el Tiempo”.
Como el espacio para titulares es limitado, los editores de periódicos los redactan como si se tratara de un rompecabezas. El corrector de un periódico estadounidense –el Newark StarLedger– Joel Pisetzner, dice: “Reúno las palabras como si armara el mensaje de un secuestrador. Las revuelvo una y otra vez, las mezclo y las acoplo”.
Aunque esto puede ser divertido, los editores dicen que es importante pensar siempre en el lector, evitar las expresiones trilladas o demasiado frecuentes y tener el mayor cuidado con los giros grotescos o de doble sentido. Los titulares que se esfuerzan demasiado por ser graciosos, ingeniosos o atractivos suelen fracasar; lo principal es que sean precisos y francos, no engañosos. Lo que dice el titular debe aparecer en la historia. Nada molesta más a un lector que una historia donde no se le da lo que los titulares prometían.
En forma muy similar a los titulares, el resumen preliminar de cada nota en los noticiarios tiene la finalidad de atraer la atención del espectador hacia el resto de la historia. Esos resúmenes deben someterse a muchas de las mismas reglas que los titulares. Es preciso que el productor vea toda la historia y hable con el reportero antes de escribir el resumen. Lo trillado y lo demasiado ingenioso no funcionan en esos resúmenes, lo mismo que en los titulares. Además, el resumen no debe prometer demasiado ni exagerar sobre el contenido de la historia a la cual precede.
A diferencia de los titulares de un periódico, el resumen en un noticiario contiene oraciones completas y debe sostenerse por sí solo, pues estará separado de la historia por otras noticias o por mensajes comerciales intermedios. El resumen no sintetiza de ordinario la historia como lo hacen los titulares, pues su propósito es hacer que el espectador se interese y desee seguir en sintonía para enterarse de lo demás. En realidad, los productores escriben esos resúmenes dejando ciertas preguntas sin responder, o bien, crean expectación prometiendo al espectador algo bueno si no cambia de canal.
Para ilustrar la diferencia, considere el resumen inicial de esta historia tomada del periódico estadounidense Los Angeles Times enviada desde Ammán, Jordania: “Una mujer iraquí se presentó en la televisión estatal de Jordania el domingo y confesó que es el cuarto miembro del equipo de terroristas suicidas de Al-Qaida que atacó tres hoteles de la localidad la semana pasada, matando a 57 personas”. Los titulares de esta historia en el periódico fueron: “Mujer Iraquí Confi esa Serena que Intentó Destruir Hotel”. En cambio, el resumen inicial de la misma historia en el noticiero vespertino de NBC por televisión fue:
“¿Quién es ella? ¿Y por qué accedió a ser el cuarto de los terroristas suicidas que atentaron contra un hotel en Jordania? Vea los detalles esta noche”. El resumen inicial por televisión no habló de la confesión de la mujer, pero prometió responder las preguntas del espectador acerca del papel que ella desempeñó.
Los pies de fotografía tienen también un propósito diferente que los titulares. En lugar de resumir el contenido como lo hacen aquéllos, los pies ayudan al lector a apreciar la ilustración correspondiente. En conjunto, la foto y su pie forman una pequeña historia que el lector puede entender sin tener que leer el texto al cual acompañan.
Los pies deben identificar con claridad a las principales personas que aparecen en las fotos. Si en éstas figuran varias personas, a menudo es útil informar al lector que el personaje principal es el que “lleva una gorra” o “está de pie a la derecha”. En el pie no se deben repetir las palabras exactas de los titulares ni frases tomadas de la historia acompañante. Además, los escritores de pies no tienen por qué explicar lo que se ve con claridad en la foto. “Carlos Fernández sonríe al bajar del avión” es un pie menos efectivo que “Carlos Fernández regresa alegre de sus 15 años en el exilio”.
La mayoría de los pies son cortos, de sólo uno o dos renglones en letra menuda. Pero a veces el periódico o el sitio en línea reúne muchas fotos con pies largos en un ensayo fotográfico que relata una historia completa. En los pies largos pueden usarse citas de las personas que aparecen en las fotos.
Fuente: Oficina de programas de información internacional. EUA.