Universalidad del lenguaje; los libros
Algo en lo que coinciden los escritores de una misma época, es que aún con estilos diferentes, narran una misma realidad, desde sus muy particulares apreciaciones. “El lenguaje nunca es inocente,”[ a partir de que el emisor decide comunicar su pensamiento, se estructura la intención, es decir, el porqué de ese mensaje. Esta intención despoja al lenguaje de su inocencia, pues cada palabra elegida para formar nuestro mensaje está envuelta en significados intencionales. Su utilización se sujeta a los caprichos del emisor, quién crea expresiones que sirven de espejo o velo a su pensamiento, pues una palabra puede ser pura y correcta, pero puede estar mal aplicada para significar lo que queremos.
¿Adiós a los libros?
Roger Chartiér nos presenta una trayectoria de lo escrito en distintas épocas, y expone una seria advertencia: “El libro ya no ejerce más el poder que ha sido suyo, ya no es más el amo de nuestros razonamientos o de nuestros sentimientos frente a los nuevos medios de información y comunicación de que a partir de ahora disponemos.” La transición del lenguaje, como Chartiér la plantea: del códice a la pantalla supone más cambios de los que en apariencia pudiera tener el lenguaje, pues representa, cómo él mismo lo identifica: “la revolución del texto electrónico, que es y será también una revolución de la lectura”.
Se considera que el cambio en el medio de transmisión del lenguaje, del códice a la pantalla, no es la modificación más significativa que ha sufrido a través de los tiempos, pues solamente se le está sujetando a los cambios que el uso de la nueva tecnología impone a todas las cosas; la apertura de los textos electrónicos si revolucionan en gran medida a la lectura, pero creo que para bien, dado que la reviste de un atractivo especial para los nuevos lectores, pues son receptores del conocimiento a través de un medio electrónico que les facilita la aprehensión de lo leído.
Estos medios electrónicos, no vienen a sustituir al libro como el “heredero directo del manuscrito, sino que ampliarán el universo de lectores, pues en nuestros días, es mucho más práctico accesar a una pantalla electrónica y enterarte de los sucesos pasados y recientes en cuestión de minutos; que el esperar a la edición de un libro sobre el tema.
El libro es el medio didáctico por naturaleza y creo firmemente que mantendrá ese nivel, pero no podemos, ni debemos menospreciar el avance que la tecnología nos plantea. La universalidad del lenguaje es posible por su expresión continua entre el mayor número de personas, y hoy en día se convence aun más de que los medios electrónicos favorecen esa universalidad.
Fuente: Problemáticas del diseño gráfico de la Universidad de Londres