El golf y la agricultura

Siguiendo con este paralelismo golf-agricultura, habría que decir que un campo de golf lo podemos definir como una «finca agrícola de regadío«, en la que se cultiva una pradera y el ingreso económico que genera no es por la venta de los productos obtenidos, sino por el desarrollo del propio juego en sí.

En cuanto a los consumos de agua en los campos de golf y a su impacto en la zona, que parece preocupar tanto en los último tiempos a los grupos ecologistas y a la opinión pública no especializada, hay que hacer una serie de consideraciones:

– la localización de la mayoría de los campos de golf su sitúan en zonas que tenían escasa o nula vocación forestal y/o agrícola, aunque naturalmente no en todos ha sucedido esto.

– el agua utilizada, aún suponiendo que sea la misma que para un cultivo de regadío, p. ej. la alfalfa, ya hemos visto que tiene una rentabilidad mayor que en ésta (se generan entre 8 y 12 millones de pesetas por hectárea, comparadas con las 400.000 pesetas por hectárea de la agricultura).

– el agua que se utiliza para el riego debe ser agua reciclada, proveniente de depuradoras, según indica la legislación vigente al respecto. Por lo tanto, los campos de nueva creación se deben ajustar a ésta norma y los que están en uso, disponen de una moratoria para adaptarse a la misma. Además, muchos campos se han adaptado a uso de agua reciclada por motivos económicos, pues el precio del m3de este tipo de agua cuesta menos de la mitad que el de agua potable (17 ptas/m3 el agua reciclada frente a las 60 ptas/m3 del agua potable), lo que supone un ahorro económico importante en el capítulo de gastos de mantenimiento del campo al año.

-otros campos, con más fortuna, disponen de pozos propios por lo que no han tenido necesidad de consumir agua potable de la red general.

Fuente: Consejería de Agricultura y Pesca. Junta de Andalucía