Hábitat terrestre y acuático de los seres vivos

La ecología es una rama de la biología que estudia la residencia o habitación (hábitat de un organismo vivo, así como las relaciones que dicho organismo establece con el ambiente o medio –factores abióticos– y, además, con el conjunto de organismos vivos –factores bióticos– que también están presentes en esa residencia o hábitat.

El hábitat varía según el tipo de organismo; así, p or ejemplo, el hábitat de plantas y animales se diferencia en que estos últimos pueden ampliar su lugar de residencia por sí mismos, mientras que las plantas dependen de factores externos, ya sea abióticos (como el aire) o bióticos (como los insectos) para lograr la polinización de sus flores o la dispersión de sus semillas, lo que les permite colonizar nuevos ambientes, ampliando así su hábitat o residencia biológica.

Tanto las plantas como los animales, incluidas las bacterias, tienen un hábitat determinado, un lugar especial donde vivir. Por ejemplo, a las bacterias -que, por cierto, no siempre son dañinas- que se encuentran en nuestro organismo, se les reconoce como flora intestinal y su efecto es benéfico para el proceso digestivo. En estos casos, el hábitat de dichos organismos es nuestro intestino. Uno de los hábitat más estudiados ha sido el suelo o litosfera, que es una parte de la biosfera.

El suelo permite el desarrollo de la vida, ya sea sobre su superficie, como podemos observar a simple vista, o en el interior de sus diversas capas (que varían en número y profundidad, según el tipo del suelo), donde viven algunos organismos como las lombrices de tierra y las «gallinas ciegas»; estas últimas son parásitos de algunas plantas. Además, existe la llamada micro flora del suelo, o sea, los organismos que no se detectan a simple vista, como los protozoarios, los hongos las bacterias, los Actinomicetos y otros organismos que pueden crecer en forma individual o agrupados en colonias.

En la litosfera, la zona de mayor riqueza de vida los vegetales se encuentra cerca de la raíz; la profundidad de esa parte del suelo rara vez excede a los 70 cm., dentro de la primera capa, llamada también primer horizonte del suelo.

Una explicación de la existencia de vida en esta franja, está dada por el intercambio de materiales bioquímicos entre las plantas y los organismos macro y microscópicos que habitan los horizontes más superficiales del suelo además de que en ellos hay mayor disponibilidad de aire y de agua, que son elementos requeridos por la mayoría de los seres vivos. Así, ambos aspectos explican el límite de dispersión de los organismos en el suelo.