Las duchas
Las duchas están constituidas de dos partes: el plato y el rociador.
El plato es un cubo de porcelana vitrificada de forma cuadrada de 70 a 80 cm de lado y de 40 cm de profundidad. El vaciado se realiza por el fondo del cubo, y la hermeticidad a los olores de alcantarilla está asegurada por un sifón plano especial para ducha.
El rociador de ducha puede ser montado sobre una columna de alimentación fijada en la pared sin posibilidad de orientar el chorro, lo que hace su utilización poco práctica; es preferible colocar un difusor orientable de chorro regulable.
El rociador de ducha puede llamarse de tipo «teléfono», modelo más habitualmente utilizado; el rociador es entonces colocado al final de un tubo flexible; la regulación de la temperatura del agua se efectúa por medio de un rociador o por grifería mezcladora.
Con el fin de evitar las salpicaduras de agua durante la utilización de la ducha, se rodea el plato de la misma en uno, dos o tres lados, según la disposición de la instalación, con una cortina de tela plastificada o, lo que es preferible, placas de chapa esmaltada o de plástico rígido, realizando así una cabina hermética.
Existen en el comercio cabinas prefabricadas con plato, grifería y rociador.
Fuente: Guía Práctica de fontanería de Reneé Hiller