Los empalmes de tubería
Comenzar intentando apretar más la junta por medio de dos llaves, una sobre la tuerca del lado de fuga, la otra sobre el cuerpo. Si esta operación no tiene éxito, desmontar el empalme, tirar ligeramente del conducto del lado defectuoso y secarlo perfectamente; untar enteramente la junta de masilla y volver a colocar todo en su sitio. En principio, la fuga debe haber desaparecido, excepto si el ovalillo o la tuerca están resquebrajadas, en cuyo caso es preciso volver a desmontar todo y conseguir la pieza defectuosa para cambiarla (figura 51).
Las juntas soldadas
Colocar entre la junta y la pared una placa de amian-to, vaciar después la tubería; deshacer la junta con ayuda de una lamparilla de soldar o de un soplete de gas.
Limpiar a fondo la extremidad del tubo y el colete del manguito con un tapón de paja de hierro: la fuga viene probablemente de una suciedad que ha perjudicado la hermeticidad de la soldadura. Untar las dos extremidades con desoxidación de plátex y volver a soldar las juntas; en esta operación, no sólo se puede introducir soldadura por los orificios previstos para este efecto en el empalme, sino también por las peri-ferias de las extremidades aunque esto, en principio, no sea necesario.
Fuga de tubo
Puede esperar la visita del fontanero colocando a nivel de la fuga un trozo de cámara de aire de bicicletaapretado por una o dos abrazaderas.
Las extremidades del trozo de la cámara de aire deben cubrirse por lo menos de 2 cm; no hay que temer apretar. Existe igualmente masilla especial.
Fuente: Guía Práctica de fontanería de Reneé Hiller