Preparación de las superficies
Es evidente que el soporte de un terrazo debe estar llano, liso, sólido, rígido, sobre todo para los suelos sobre los que se debe andar o desplazar los muebles. Además, el soporte debe estar limpio, seco y sin grasa. Finalmente, en principio, no debe ser más sensible al calor (dilatación) que las mismas baldosas.
A partir de estas tres observaciones preliminares, la preparación de las superficies se hace casi evidente:
1. Asegurarse de la solidez del soporte, en particular si el soporte es ya una superficie enlo-sada, como por ejemplo, de baldosines: es indispensable volver a pegar los baldosines qué se mueven o suprimirlos rellenando con mortero.
2. Asegurarse de que el soporte está bien llano y rellenar cuidadosamente con mortero (excepto en el yeso) todas las irregularidades. Sobre los viejos terrazos o sobre el hormigón, no dudar en prever una capa de pulimento (existen varias marcas de productos adecuados en el almacén de materiales de construcción) si realmente la superficie del soporte es mala.
En el caso del yeso antiguo, ninguna duda: es preciso hacer saltar todo el yeso antiguo y reemplazarlo por una mano de cal nueva y bien hecha.
3.El soporte debe ser liso y sólido: lijar con el vibrador si es necesario y, de todas formas, cepillar (cepillo de grama) cuidadosamente con el fin de hacer desaparecer todos los pequeños granulos que pueden encontrarse en la superficie de un cemento, por ejemplo. Si el soporte está pintado, es prudente lijar la pintura ya que ciertos morteros no lo toleran. Si la pared ha estado tapizada, es indispensable hacer desaparecer completamente toda muestra de papel pintado y comprobar que el yeso subyacente está en buen estado.
4. Limpio, seco y sin manchas: después del cepillado (paso rápido de papel de lija si es nece-sario, grano grueso por supuesto) barrer a fondo (o secar si se trata de una pared) y pasar un aspirador para eliminar el polvo. Después lavar (pero no el yeso) o, si se tiene prisa, pasar un trapo empapado de tricloroetileno sobre el soporte con el fin de desengrasarlo.
Fuente: Guía Práctica de fontanería de Reneé Hiller