Enfermedades y población
La densidad de la población está íntimamente relacionada con la propagación de ciertas enfermedades. Por ejemplo, el paludismo es una enfermedad que resulta de una interrelación entre Plasmodium y los humanos. La relación de esta enfermedad con los espacios indica que mientras más elevada sea la den sida de la población humana, mayor será la oportunidad de la transmisión de esta enfermedad a otro miembro de la población.
Los Plasmodium son transportados por los mosquitos hembras Anopheles y los inoculan a los humanos por medio de la picadura. Por tanto, la difusión de la enfermedad también depende de la población de mosquitos.
El paludismo puede tratarse con ciertas drogas, pero la mejor solución para erradicarlo es la prevención de la enfermedad por el control de la población de mosquitos. Esto se ha hecho en muchas partes, por la eliminación de los terrenos pantanosos que son criaderos de Anopheles.
Algunas veces la difusión de las enfermedades entre las poblaciones se puede emplear para controlar ciertas poblaciones animales. Esto se debe a que la enfermedad se puede propagar rápidamente en una población densa y matar a muchos de sus miembros en cuestión de días. Por ejemplo, los conejos no son nativos de Australia: fueron llevados a ese continente por los humanos y el resultado casi fue un desastre. El tamaño de la población de conejos aumentó rápidamente a causa de la falta de depredadores.
Pronto comenzaron a competir los conejos con las ovejas por el alimento. Para poder reducir la población de conejos y proteger a la de las ovejas, los biólogos inyectaron a algunos de los conejos con un virus letal. Los virus se distribuyeron rápidamente matando a un gran número de conejos. El virus no mató a todos los conejos debido a que la propagación de la enfermedad se relaciona con el espacio. El virus fue transferido directamente de conejo a conejo. Cuando disminuyó el número de conejos, el margen de transferencia también decreció. El resultado fue la estabilización de la población.