Los maestros y la imagen

Desde políticos a empresarios, profesionales y servidores públicos, comerciantes e intelectuales, todos ellos se preocupan por la imagen. A todos les ocupa mejorar lo que muestran de sí mismos a las demás personas con las que comparten tareas. Hacen capacitación para el mejoramiento de la imagen con especialistas– hay que reconocer que no siempre obtienen buenos resultados- pero lo cierto es que la preocupación por la imagen está en todos o casi todos.

Haciendo escucha atenta de las voces de los maestros nunca los escuché preocuparse por la imagen.

Sí se escucha a los dueños de escuelas privadas hablar sobre la imagen de la escuela, se habla y se hace márquetin para hacer crecer la confianza de los padres en esa escuela que dirigen y desean que sea vista como una empresa…(les gusta más esta palabra que la palabra escuela). Con mucho esfuerzo logran que la institución escolar tenga algunas imágenes supuestamente empresariales.

Cierta presentación en la sala de entrada, el frente del edificio, tal vez los uniformes de los niños,la folletería para promoción de la institución suele ser al estilo empresarial por los diseños y formatos usados.

¿Qué sucede en la s escuelas a las que asisten los niños pobres del sistema?

Aquí los maestros no hablan de la imagen. No se los escucha decir nada sobre la imagen de la escuela ni sobre la propia imagen. ¿Por qué? Los maestros de los niños pobres no hablan sobre la imagen porque construyen imagen todo el tiempo. Ellos son la imagen y lo saben.

Habrá excepciones, seguramente. Por lo general, aquella maestra con aspecto de cansancio, sin haber pasado por la peluquería, con una guardapolvo algo gastado, muchos libros en su mochila, mucha prisa por hacer y construir, siempre una mano libre para acariciar alguna cabeza despeinada,siempre una sonrisa para levantar el ánimo, con mirada aguda para dar confianza, con firmeza para poner límites, con voz grata para reconfortar, con memoria para recordar cualidades y destacarlas, con palabras de aliento y ánimo,es la imagen cotidiana de las escuelas más pobres de Argentina.

Sin folletería, sin decoración empresarial, sin reflexionarlo demasiado, porque no hay tiempo, solo con la pasión de cada día puesta al servicio de la enseñanza para construir, modificar y de construir aquello que nos mueve como sociedad: saberes.

El accionar diario, aún en las condiciones más adversas, y los saberes promovidos construyen la imagen de los maestros argentinos, allí donde la pobreza abunda y los niños demandan atención.

Tal vez llegue un tiempo en que la pobreza disminuya y comience a preocuparles la imagen, esa imagen, la de la folletería, por ahora a la imagen la llevan adentro, muy adentro. Tal vez un día la pobreza de alumnos y maestros sea menor que la actual y las cabezas pasen por la peluquería más a menudo, los guardapolvos y uniformes no luzcan tan desteñidos, las salas de entrada a las escuelas sean más confortables, las aulas tengan muebles nuevos, las computadoras sean de última generación y las imágenes de la pobreza se transformen en imágenes de mayor desarrollo y bienestar.

Fuente: artículoz.com