El envasado debe permitir el rápido enfriamiento del producto desde las temperaturas de campo hasta las temperaturas de almacenamiento deseadas, para la extracción del calor metabólico producido durante el almacenamiento y transporte y, si es un producto climatérico, proveer la ventilación adecuada durante el tiempo de maduración.
Algunos productos son muy sensibles al etileno (ej.: el aguacate) y necesitan una atmósfera libre de este gas para evitar una maduración prematura. El envase también debe proteger de la pérdida de humedad y de las magulladuras que se puedan producir durante un manipulado y embalado incorrecto.
Las magulladuras debidas a caídas del producto pueden evitarse mediante con acolchado protector, embalado en unidades agrupadas y mejora del envasado y llenado. Las magulladuras por compresión ocurren en el apilado incorrecto, sobrellenado, y por utilizar un envase inadecuado. La vibración y los roces son resultantes del movimiento dentro del envase, lo que puede minimizarse con un tamaño de envase correcto y la utilización de materiales blandos y bandejas en el interior del envase.
El envase debe servir para cualquier temperatura y condiciones de humedad. Pueden existir fluctuaciones en temperatura y humedad, por ejemplo, cuando se retira de un almacenaje frío, lo que puede causar la condensación del agua tanto en el producto como en el envase.
El embalado a granel de frutas y se realiza con cajas de madera o plástico, y cajas de cartón ondulado que normalmente son ajustadas con pasta moldeada o bandejas de espuma de poliestireno expandido con el fin de localizar y separar el producto de forma individual.
Fuente: Apuntes de Tecnología de Conservación de Alimentos de la Unideg