Edredones y cobertores
Los cobertores, así como las sábanas, son un artículo esencial para cubrir camas.
Aun cuando los cobertores se adquieren con menos frecuencia que las sábanas, la consumidora tiene exactamente el mismo deseo de obtener el valor de su dinero al hacer la compra.
Los cobertores pueden ser de lana 100 %, algodón, rayón y fibras acrílicas o mezclas de estas fibras con otras sintéticas.
Las telas de lana y algodón, que durante mucho tiempo fueron las telas preferidas para cobertores, ahora están sufriendo la competencia de las fibras sintéticas más nuevas y de sus mezclas.
Una mezcla de poliéster o algodón 100 % Sanforizado en estilos planos o ajustados se usa por lo común para un doble propósito, sábana cobertor.
Los siguientes puntos pueden servir de guía al comprar un cobertor:
Calor. El peso de un cobertor no es una verdadera indicación de s u capacidad para conservar el calor.
Los cobertores promedian de 3 a 5 lb en peso, pero hay cobertores de lana de tejidos pesados, afieltrados. Mientras más ligero sea el cobertor más cómodo es como cubierta de cama.
El calor de un cobertor está determinado más por su espesor y su vello que por su peso y su contenido de fibras. Puesto que una tela de cerrada superficie vellosa atrapa más aire quieto que una tela sin vello, deberá ser más caliente. Las bolsas de aire quieto actúan como aislantes en contra del aire frío.
Los hilos de trama de torsión floja pueden ser perchados c on más éxito que los de torsión apretada.
La cantidad de torsión en los hilos de trama es un factor que influye en la propiedad de retener el calor. Para mejorar el perchado de una tela sin arriesgar su durabilidad, el corazón de los hilos de trama puede hilarse apretadamente y las fibras torcerse luego con flojedad alrededor del corazón.
Puesto que el algodón es una fibra vegetal, los cobertores de algodón pueden sentirse mojados y resultar, por lo tanto, más fríos que los de lana si se usan en climas húmedos, especialmente en la costa.
El algodón sostiene la humedad sobre la superficie y por ello se siente mojado más rápidamente que la lana, que puede absorber mucha humedad antes de empezar a sentirse mojada.
Después de varios lavados los cobertores de algodón pueden encoger o afieltrarse a tal grado que se sientan pesados, pero no son más calientes de lo que eran al principio.
Para restaurar la esponjosidad o habilidad para almacenar y retener aire, los cobertores de algodón deberán volverse a afelpar después del lavado. Un acabado semiafelpado» puede ser aplicado a los cobertores de acrilán acrílico 100 %, rayón y mezclas para evitar que pierdan el vello, así como la formación de bolitas y el apelmazamiento.
Se asegura que puede retenerse la suavidad y la capacidad de almacenamiento después de repetidos lavados.
Si se busca un cobertor libre de vello, durable, de peso muy ligero, debe considerarse un cobertor de tejido térmico. Muchos de estos cobertores están llenos de agujeros y lucen como las cubrecamas de punto del día de la abuela.
En invierno, se coloca una cubierta encima del cobertor, de modo que el aire caliente del cuerpo quede atrapado entre los hilos.
En verano, se omite la cubierta y se le permite al calor del cuerpo escapar a través de las minúsculas «celda de aire». Todos los cobertores de tejido térmico probadas con una cubierta fueron tan calientes, o más calientes que un cobertor de fibra acrílica de peso ligero (2 % Ib).
Más aún, todos los cobertores de tejido térmico sin cubierta resultaron más frescos que los cobertores de lana tejida, pero solamente 5 de las 9 marcas probadas resultaron más frescas que los cobertores de tejido acrílico.
Atractivo. El color, el diseño y el acabado de las orillas contribuyen a formar parte del atractivo de un cobertor.
Los cobertores se hacen en colores lisos, en blanco, en tejido escocés, a cuadros, en fantasía de combinación de colores y con extremos de colores.
Si uno de ellos va a usarse como prenda extra (doblado sobre la cama durante el día), el color seleccionado deberá armonizar en los muebles de la habitación.
Aún si los cobertores están cubiertos por una colcha, la consumidora consciente del color buscará que los colores de los cobertores sean armoniosos.
La orilla de estas prendas pueden tener bordado lappet (cierta clase de bordado festonado hecho a máquina), o ribeteado con guarniciones de algodón, acetato o nylon).
Los cobertores de textura suave por lo general son los más atractivos. Si las fibras de lana son finas, de suficiente longitud y lisura, es seguro que permitirán la fabricación de un cobertor suave. Las fibras acrílicas tienen una suavidad casi como la de la cachemira.
Tamaño. El tamaño de un cobertor también puede afectar su calidad. Un cobertor demasiado pequeño para ser recogido lo suficiente en la piecera o a los lados, aparte de proporcionar protección insuficiente para el durmiente, puede desgastarse al jalarse aquí y allá para recogerse o para proteger los hombros de quien lo usa.
Al seleccionar cobertores, como al seleccionar sábanas, deberá permitirse amplia tolerancia para recoger parte del mismo.
Una buena regla a seguir consiste en comprar un cobertor tan largo como el colchón más el grueso del mismo con una tolerancia de 6 plg (15 cm) para arropar.
Para determinar el ancho apropiado, deberá añadirse el ancho del colchón al doble de su grueso más la tolerancia para arropar.
Los cobertores se hacen para camita de niño (35 X 50 plg. (89 X 127 cm)), camas sencillas (60 x 80 plg (152 x 203 cm)), camas gemelas (66 x 90 plg (168 x 229 cm)), camas dobles (72 x 90 plg (183 x 299 cm)) y camas tamaño rey (80 x90 plg (203.x 229 cm)).
Los cobertores llevan etiquetas que indican el tamaño y deben, de acuerdo con la T.F.P.I.A., señalar el contenido de fibra. Algunos fabricantes también indican el peso en onzas por yarda cuadrada, el encogimiento residual y los cuidados que deben darse al cobertor.
Cuidado de los cobertores. El cuidado apropiado de los cobertores aumenta su calidad de uso.
Tanto los de lana como los de fibras acrílicas pueden ser limpiados en seco satisfactoriamente, pero este método de limpieza es la causa de que los cobertores de lana muestren más formación de bolitas, distorsión superficial y cambios en el tacto que las fibras acrílicas.
Sin embargo, la limpieza en seco parece ser el mejor método para el mantenimiento de los cobertores de lana, debido a que elimina el alto encogimiento del lavado.
Cuando los cobertores son retirados durante el verano, deberá limpiárseles con toda amplitud. Aun cuando los de algodón y los de sintéticos no son afectados por la polilla, los cobertores de lana son vulnerables especialmente cuando se encuentra sucio.
La lana puede ser protegida en cajas o en cajones a prueba de polilla, o puede guardarse con cristales de paradiclorobenceno en armarios cerrados.
Cuando se empaquen los cobertores, deberá dejárseles suficiente espacio disponible por que si se comprimen demasiado, llegan a endurecerse y los huecos donde se retiene el aire se cierran.
Si el cobertor tiene una etiqueta cosida señalando el contenido de fibra, deberá dejársele para ayuda de la lavandería al lavarlo.
Mucha gente, a quien le gusta mayor calor sin el peso de la lana pesada, prefiere el cobertor eléctrico.
El tipo de fibras sintéticas es completamente lavable, a prueba de polilla, a prueba de moho y no causa alergias. Vienen en colores atractivos, con ribetes o guarniciones de nylon.
Algunos cobertores automáticos tienen botones de presión de modo que pueden transformarse en unos cuantos segundos de cobertor plano a cobertor ajustado, en tamaños para cama gemela, matrimonial y real.
Para asegurar largos servicios de los cobertores eléctricos no deberán doblarse, sentarse en ellos ni acostarse sobre ellos, puesto que esto puede hacer que sus finos alambres se salgan o se rompan.
Los compradores de estos cobertores deberán buscar una larga garantía y comprar una marca bien conocida. El símbolo UL (Underwriters Laboratorios, Garantizado por Laboratorios) indica que el diseño y la seguridad del cobertor han sido revisados.
Hasta muy recientemente, habían aparecido pocas innovaciones en los cobertores eléctricos.
Lucían y se desempeñaban como un aparato eléctrico. Pero un cobertor manufacturado por J.P.Stevens & Co., es nuevo en su diseño interno: no hay más alambres; es regulado por la temperatura del cuerpo; no tiene partes movibles por lo cual es virtualmente irrompible; no necesita «conectarse y desconectarse»; y la caja de control puede ser eliminada porque al nivel del pecho y de los pies hay encajados en el cobertor termisores sensitivos (sensores de calor) y debido al circuito electrónico de estado sólido.
Estos termistores regulan el calor dentro del límite de un grado del ajuste deseado. Esto es posible porque el circuito de estado sólido tiene el poder de modular la cantidad de energía eléctrica que se introduce en el cobertor para producir el calor deseado.
El antiguo sistema solamente conectaba la energía eléctrica cuando el cobertor se enfriaba demasiado y la desconectaba cuando se calentaba mucho.
El control eléctrico está encajonado en una cubierta del tamaño de una barra de dulce al pie del cobertor. El interruptor de control, del tamaño de una moneda, se encuentra en la guarnición superior del cobertor.
También hay sábanas eléctricas hechas para usarse entre la sábana regular y la cubierta superior de la cama. Se lavan con más facilidad que los cobertores y son considerablemente más baratas, pero no tan calientes.
Fuente: Apuntes de Confección de blancos y tapicería de la Unideg