Cortinas para sala
Hall o Recibidor
La entrada a la casa debe ser amable, acogedora y alegre. Esta es la primera y última sensación que el visitante percibe del hogar y la que habrá de dejar en él, una impresión grata, animada y, al mismo tiempo, reposada.
El recibidor tiene qué expresar el mismo espíritu de la casa y debe estar resuelto con el mismo estilo; si este es formal, un recibidor muy alegre e informal, crearía un efecto incongruente y desequilibrado.
La casa y el recibidor habrán de estar relacionados; sí uno y otro están separados por un arco y se desea una solución de mayor aislamiento, aquél debe sustituirse por una puerta francesa o ser cubierto por un biombo que no obstaculice el tráfico; las cortinas deben ser excluidas, especialmente cuando el recibidor es pequeño, para evitar una impresión ya recargada.
El suelo y la alfombra del pasillo, o la escalera de hall, tienen que armonizar con el recibidor; ambos serán lisos, o con muestra decorada, pero cuidando que esta última sea poco extremada y tranquila.
Los colores del recibidor han de relacionarse con los de las habitaciones adyacentes para evitar así contrastes violentos, al pasar de aquél, a una de estas piezas; aunque en uno y otras no sean empleados los mismos materiales, estos habrán de armonizar entre sí, para evitar un resultado confuso.
Las luces deben de ser claras e intensas para que el efecto sea cordial; los apliques sobre la pared pueden complementar la luz central y proyectarla en pasillos contiguos; las luces amortiguadas, o los efectos poco corrientes, no se adaptan bien al recibidor; este debe ser iluminado por luces blancas o de un amarillo cálido suave.
Fuente: Apuntes de Confección de blancos y tapicería de la Unideg