Luis XVI
El barroquismo cede terreno a la corriente neoclásica, en Francia, con el estilo Luis XVI (1775-1793), que como tantos otros, surge a raíz de las excavaciones de Pompeya y Herculano.
El Rey, como en casi todos los casos, no aporta al estilo más que el nombre; la Reina sí interviene en cierta forma, dado su interés por Grecia y Roma.
Surge un cambio radical en cuanto a línea que, tendiendo a lo clásico, se vuelve austera, formal, simétrica y recta, especialmente en las patas, que recuerdan columnas de la antigüedad.
Hay profusión de «perlas», tallas de lazos y rosas, y las decoraciones incluyen escenas pastorales. Se utilizan tapicerías de damascos y tafetanes, lisos y a rayas, y mucho bordado; sigue el dorado, ahora más pátina.
Se advierte cierta falta de unidad entre los muebles de ciento y las cómodas; aquellos son esbeltos y no tienen aplicaciones de bronce; estas son de aspecto pesado, con aplicaciones de bronce. Se ha fijado como fin de este estilo el inicio de la Revolución Francesa.
Fuente: Apuntes de Confección de blancos y tapicería de la Unideg