Movimientos de equilibrio en aguas marinas
Son movimientos en sentido vertical que tienden a equilibrar los contrastes de composición y temperatura de las aguas marinas. Están causados por la diferente densidad de las masas de agua (en relación con su temperatura, salinidad y presión atmosférica). Estos movimientos de equilibrio sólo afectan a masas de agua superficiales e intermedias, puesto que los contrastes desaparecen en profundidad. Se aprecia un progresivo aumento de la densidad hacia el fondo a causa de la presión y del hundimiento de las aguas más densas.
Factores que dan lugar a los movimientos de equilibrio
– La temperatura. Los contrastes de temperatura sólo se registran en las capas superficiales y están motivados por el calentamiento del Sol. La distribución de las temperaturas de las aguas en vertical presenta un progresivo descenso desde la superficie, siendo más rápido en los primeros metros hasta hacerse más uniforme en las profundidades (a partir de 2000 ó 3000 m no superan los 2-3° C). Debido a la verticalidad de los rayos del Sol sobre las aguas, se obtienen masas de agua progresivamente más frías del Ecuador hacia los Polos, si bien no de forma constante a lo largo del año, ya que está influida por las estaciones, sobre todo en latitudes medias. Los movimientos verticales se incrementan en la estación invernal, al enfriarse las capas superficiales por irradiación y conducción hacia la atmósfera. Un aspecto fundamental al considerar los movimientos de equilibrio es la relación entre temperatura y densidad. Las masas de agua son menos densas cuanto mayor es su temperatura, y más densas cuanto menor es ésta, hasta alcanzar los -2°C, punto de congelación y de mayor densidad de las aguas marinas, debido a la salinidad. Parece que la densidad está más relacionada con la temperatura que con la salinidad.
– La salinidad. Presenta una variación inferior a la de la temperatura. La salinidad se incrementa con las altas temperaturas, que favorecen la evaporación sobre la superficie de las aguas, activada también por la acción del viento. Las bajas temperaturas contribuyen a su concentración. En la formación del hielo se produce una separación de la salmuera, que se difunde en el agua por debajo de la banquisa, adquiriendo las aguas una elevada densidad gracias a la intensificación de la salinidad y a las bajas temperaturas. También debe tenerse en cuenta el aporte de las aguas dulces (por elevadas precipitaciones o fusión del hielo), que hace descender la concentración de sales y por lo tanto la densidad. En general, es el balance hidrológico el que determina la salinidad. Si los aportes fluviales y pluviométricos superan a la evaporación, se habla de mares o cuencas de dilución. Si, por el contrario, es mayor la evaporación, se habla de mares o cuencas de concentración. Las diferencias entre mares y océanos son más acusadas si es menor la comunicación entre ambos, al ser el factor clave para la renovación y mezcla de las aguas.
– La turbidez. Un caso concreto de movimientos verticales es el originado por las corrientes de turbidez, que se hunden bajo aguas claras. La turbidez se atribuye a desplomes y deslizamientos de materiales a lo largo de las pendientes de las cuencas oceánicas provocados por terremotos o agitación de los sedimentos.
– La acción indirecta del viento. El viento, en su flujo horizontal, puede provocar modificaciones de temperatura o salinidad de las aguas, y por tanto en su densidad. En otros casos, la convergencia o divergencia de los vientos provoca flujos descendentes de las aguas superficiales o ascendentes de las aguas profundas, respectivamente (hecho que también se produce también al chocar las corrientes contra los continentes), con importantes repercusiones climáticas, al provocar nieblas en las costas, y biológicas, ya que las corrientes ascensionales frías suelen ser ricas en nutrientes, originando zonas ricas en pesca.
Puntos donde serán más propicios los movimientos de equilibrio
– Hundimiento de las aguas: a) altas latitudes, con zonas de subsidencia constante debido al frío de las aguas y a la concentración de sales por la formación del hielo y por enfriamiento de las corrientes cálidas que aportan sus aguas salinas a los polos. En el Océano Atlántico hay dos fuentes de aguas profundas: la corriente circumpolar Antártica y la intermedia Antártica; b) cinturón de altas presiones subtropicales, con los valores más altos de salinidad en relación con la evaporación-precipitación; c) zonas con convergencia de vientos; d) zonas donde se encuentran masas oceánicas de distinta densidad. Las aguas más densas tienden a hundirse.
– Ascenso de las aguas: a) Zonas de divergencia de vientos; b) Zonas costeras, sobre todo en las occidentales.