Amenaza nuclear y el endeudamiento

La pobreza extrema unida a la injusticia social conformaban, junto con la propuesta de fórmulas políticas más democráticas, la ecuación de los movimientos de cambio en el mundo. Así fue en la revolución francesa. Sus ideales liberales inspiraron nuestra guerra por la independencia, cuyo estallido movilizó a los más pobres e indigentes bajo tantas promesas aún hoy incumplidas. Así fue también en la revolución de 1910.

En el siglo veinte han fracasado los grupos que movilizaron masas de inconformes y obtuvieron el poder; ni el fascismo ni el comunismo lograron lo que prometieron. Lucharon contra un sistema mundial anónimo y fueron derrotados víctimas de sus propios engaños y violencias.

Ni la raza ni la clase, tomadas en religión, bastaron para lograr el cambio. En este siglo que se acaba, ¿cincuenta millones de muertos es el saldo de las guerras mundiales? , ¿otros tantos en las guerras de contención? 

En América Latina hemos tenido populismos que mezclaron algo de los dos. Nuestra pregonada revolución se agotó con su institucionalización dando lugar a los negocios particulares y la demagogia, alcanzando los niveles de cinismo y corrupción actuales.

Una sociodemocracia europea, modelo esperanzador de la postguerra, ha cedido el lugar a un neoliberalismo duro empeñado, a cualquier costo, en mantenerse en la competencia mundial, produciendo los altos niveles de desempleo y descontento popular de hoy.

Esta miseria abierta que sufrimos en México no ha sido desconocida en otros tiempos y lugares.

La niñez mendigando o trabajando, la prostitución de jovencitas, la violencia cotidiana desde el nivel casero hasta el más criminal, no son fenómenos nuevos. La revolución industrial original destruyó los tejidos comunitarios en el campo, acumuló miseria en las concentraciones urbanas, la naturalizó, la justifico y la reprodujo en el tercer mundo. La gran depresión de los años treinta sólo tuvo como salida una guerra mundial.

El triunfo de occidente garantizó su progreso acusando de todo mal al bloque oriental, fuese europeo o asiático y declarando subdesarrollados, en 1949, a los demás.

El terror nuclear, de Hiroshima hasta Chérnobyl, ha sido la velada amenaza ejercida sobre todos los pueblos, respondiendo a cada intento por mejorar con un monólogo impuesto. Dictaduras militares, tiranías reales o advenedizas, bandas y camarillas políticas como la mexicana, han sido toleradas y hasta alimentadas, bajo la argumentación del suicidio nuclear.

Las instituciones internacionales encargadas de atender la pobreza fueron creadas en Breton Wods aun antes de terminar la guerra, aun antes de crear las Naciones Unidas, confirmando así que primero es lo primero, que la economía está en la esencia de toda política.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se hicieron cargo del andamiaje económico que prevalece hoy. La crisis energética de los años setenta, resultado del nuevo conflicto este-oeste, le fue endosada al tercer mundo bajo la forma de crisis del endeudamiento provocando, en el último cuarto de siglo, la multiplicación de la pobreza a niveles masivos e inhumanos nunca antes experimentados.

Se ha hecho de la deuda un yugo que somete estados y destruye naciones bajo la lógica del capital financiero. La deuda de los Estados Unidos es de más de cinco millones de millones de dólares.

Hoy, cada contribuyente estadounidense, cada uno, tiene en su cuenta una deuda cercana a los 50 mil dólares sin olvidar los intereses de cada año. La de México es de más de 50 billones de dólares. ¿Cuándo la pagaremos?, ¿qué generación la podrá saldar?.

Esta deuda ha financiado la comercialización de productosdel mundo industrial hacia nosotros, a costa de acabar con nuestras capacidades productivas, y que no hubieran tenido salida de otro modo. Te endeudo para que me puedas comprar.