El precio de los productos
¿Qué importancia tiene el nivel de precios al que vende la empresa sus productos y/o servicios?
Una de las decisiones más comunes a la que debe enfrentarse el director de empresa es, sin duda, la fijación de los precios de los productos o servicios que produce su compañía.
La capacidad del tomador de decisiones para determinar el nivel en que la firma ha de fijar sus precios depende de muchos factores, algunos de los cuales puede manejar, pero la mayoría no están bajo su control. No obstante, el conocimiento de estos últimos también es un medio útil para evaluar el rumbo que toma la empresa.
Antes de analizar la forma en que pueden manejarse, conviene aclarar brevemente qué son los precios. La idea de dinero aparece ligada estrechamente al concepto deprecio.
Podemos entender por precio a la cantidad de dinero que se paga por un producto o servicio, pero no es ni la cantidad que se pide ni la que se ofrece.
La determinación de la cantidad de dinero pagada por un producto o servicio depende fundamentalmente: de la valoración que hacen los consumidores del artículo que han de comprar en un momento dado, de los costos de producción, del equilibrio entre producción y consumo—grado de escasez relativa de un producto en un lugar específico y en un momento determinado—, de la estructura del mercado en que se encuentra la empresa, etc.
Debemos primeramente hacer la distinción entre el valor de un producto y su precio, puesto que son dos cosas totalmente diferentes. El valor de un producto va más bien por el lado subjetivo, es algo relativo a la valoración que hace un consumidor respecto de un producto o servicio que considera más o menos necesario y por el cual está dispuesto a pagar.
El precio está siempre visto en el lado objetivo, es al relación física o material de lo que se intercambia de billetes y monedas por una cierta cantidad del artículo comprado.
En ese sentido, sólo se realizará una transacción de compraventa de un producto cuando la valoración de un bien sea igual o mayor al precio d el mismo, y por lo tanto, el consumidor este dispuesto a cambiar su dinero por una cierta cantidad del producto que se ofrece.
Fuente: Apuntes de Economía administrativa de la Unideg