La demanda
La demanda para cualquier producto o servicio en un mercado determinado tiene siempre detrás a un consumidor. Así pues, para adquirir una visión clara del funcionamiento general del mercado se necesita un entendimiento básico del comportamiento del consumidor.
Un aspecto fundamental se describe en lo que conocemos, de forma básica, como la «ley de la demanda»: a mayor sea el precio de un bien en el mercado, menor será la cantidad demandada del mismo; y a menor sea el precio del bien mayor será su cantidad demandada en el mercado.
Hay además otros elementos que determinan el comportamiento de los consumidores y así la demanda que enfrenta la empresa en el mercado.
Primeramente, debe asumirse que, para el común de los bienes y servicios (normales), la cantidad que un consumidor demanda a cada nivel de precios aumentará si hay un incremento en su nivel de ingreso o renta.
Del mismo modo, los gustos de los consumidores, que son determinados por hábitos sociales, educación e inclusive moda, no pueden ser pasados por alto al fijar una estrategia de fijación de precios.
Friedrich August von Hayek, en La Fatal Arrogancia se refiere a esta idea como sigue:
«La creación de riqueza (el proceso productivo) no es un proceso puramente físico ni reducible a una concatenación de simples relaciones causa- efecto. No depende de ningún conjunto de hechos materiales objetivos, sino del aprovechamiento de la separada y diferente información poseída por millones de actores; información que, a modo precipitado, queda recogida en los precios que orientan las posteriores decisiones.»
También son relevantes las señales que en el mercado se advierten al comparar el precio de nuestro producto con el precio de productos similares, y en el mismo sentido, deberán tenerse en cuenta las expectativas sobre los precios futuros que pueden dar señales que nos adelanten una demanda mayor o menor en un momento dado.
Las implicaciones que en términos de ingresos pueda tener el comportamiento de cada uno de los elementos mencionados arriba no pueden dejarse de lado al evaluar las distintas opciones para una determinada fijación de estrategias por parte del tomador de decisiones.
Fuente: Apuntes de Economía administrativa de la Unideg