Masaje de la cara

Un buen masaje de la cara puede alejar la ansiedad, los dolores de cabeza y el cansancio, dando una sensación de bienestar y serenidad. Además beneficia la apariencia, promueve la circulación sanguínea y evita las arrugas.

– Comience con sus manos en la base del cuello y deslícelas siguiendo el curso de la cara, hasta la papada.
– Use toda la superficie de sus manos. Haga una pequeña pausa, sin retirar las manos de la cara. Friccione desde debajo de la mandíbula hasta las orejas, siguiendo con sus manos el contorno de la cara. Haga pausa por un momento, manteniendo sus manos descansando sobre las orejas y deslícelas luego de regreso a la papada.
– Friccione con la yema de los dedos comenzando por la papada, continúe alrededor de la boca, las fosas nasales y por los lados de la nariz. Haga una pequeña pausa justo debajo de los ojos; luego deslice suavemente hacia los pómulos, suba hasta las sienes y regrese hacia abajo, a la papada.
– Frote o friccione de nuevo la cara, pero esta vez continúe por todo el tabique nasal y la frente hasta llegar a las sienes. Haga una pequeña pausa y presione suavemente para seguir luego hacia abajo, hasta la barbilla. Repita la secuencia de 3 a 4 veces.
– Coloque sus manos sobre la cara con las palmas en la frente y los dedos sobre la boca. Mantenga la posición por unos segundos. Presione ligeramente, luego relaje y deslice sus manos hacia fuera, a los lados de la cara. Haga una pequeña pausa y repita.
– Trabaje ahora el cuello, con ambas manos a un mismo lado. Friccione firmemente con una mano en forma ascendente, comenzando en el hombro hasta la oreja; levántela y comience con la otra mano masajeando en la misma forma. Las manos trabajan alternadamente. Repita varias veces a cada lado.
– A continuación estimule la papada con ligeros golpecitos o palmaditas.  Use los dedos medio y anular de cada mano para realizar el masaje. Para finalizar, suavice el área friccionando con suavidad.
– Realice luego pequeños movimientos circulares en forma ascendente alrededor de la boca, utilizando la yema del dedo medio de cada mano. Cruce los pulgares para igualar o equilibrar la presión de las manos.
– Friccione con los dedos desde el labio superior, por debajo de la mejilla hasta terminar en las orejas. Repita el movimiento pero comenzando en el labio inferior.
– Trabaje con ambas manos en una mejilla y suavemente deslice sus dedos en forma ascendente a lo largo de toda el área. Repita en el otro lado.
– Coloque sus manos cruzadas en la frente y presione firmemente con los dedos índice y medio de cada mano. Realice movimientos de zig-zag con sus manos.
– Coloque sus pulgares en el hueso de la nariz y frote hacia afuera de las cejas, presionando suavemente. Repita el movimiento cada vez un poco más arriba, de manera de cubrir gradualmente toda la frente, hasta la línea del cabello.
– Haga presión circular en toda la frente con la yema de los dedos. Trabaje con ambas manos simultáneamente desde el centro hacia afuera.
– Con la yema de los dedos friccione firmemente hacia arriba comenzando en la base de la nariz y hacia afuera, a lo largo de las cejas. Luego, deslice hacia abajo muy suavemente; masajee debajo de los ojos y regrese a la nariz. Las manos deben moverse simultáneamente describiendo un círculo.
– Apriete las cejas entre el pulgar y el resto de los dedos. Comience en el borde interno y trabaje hacia afuera. Presione suavemente y de manera uniforme.
– Coloque sus dedos cruzados sobre la frente y deslícelos hacia abajo hasta que el dedo medio y el anular descansen ligeramente sobre los ojos. Haga una pausa y presione muy suavemente, luego deslice sus dedos hacia afuera de los ojos. Termine presionando ligeramente las sienes.
– Coloque una mano cruzada en la frente y friccione en forma ascendente hasta la línea del cabello, levántela y comience con la otra mano, retornando la primera para repetir.
– Finalice el masaje colocando sus manos sobre la frente; luego, lentamente presione hacia abajo. Mantenga la presión por unos segundos y luego muy despacio y en forma gradual levante sus manos, disminuyendo la presión.

Fuente: Basado en el manual de estética y cosmetología de Nellys Gil de Zalaya