Astronomía el ultravioleta

Es el estudio de los cuerpos celestes en la región ultravioleta del espectro, es decir en las longitudes de onda comprendidas entre los 3.000 y los 300 angstrom.La radiación ultravioleta es absorbida por la atmósfera y, por lo tanto, es indispensable enviar satélites en órbita alrededor de la Tierra con el fin de estudiarla.

El análisis de la radiación ultravioleta ha permitido descubrir no sólo los mecanismos físicos de algunas estrellas muy calientes y jóvenes que emiten en estas longitudes de onda, y la distribución de tales estrellas en las lejanas galaxias, sino también la presencia de grandes cantidades de hidrógeno en estado molecular en el espacio interestelar.

Astronomía del ultravioleta

También se ha revelado muy importante el estudio ultravioleta de algunos procesos energéticos solares, como las erupciones y los relumbrones.

La astronomía por rayos ultravioletas utiliza una radiación electromagnéticacuyas longitudes de onda van aproximadamente desde los 400 nm, el límite de la luz violeta, hasta los 15 nm, donde empiezan los rayos X. La radiación ultravioleta puede producirse artificialmente mediante lámparas de arco; la de origen natural proviene principalmente del Sol.

La astronomía ultravioleta se ha practicado desde comienzos de la década de 1960, con la ayuda de detectores montados en satélites artificiales que proporcionan datos sobre objetos estelares inaccesibles desde la superficie de la Tierra. Uno de estos satélites es el Explorador Ultravioleta Internacional, lanzado en 1978.

La atmósfera de la Tierra impide que la mayor parte de la radiación ultravioleta que proviene del espacio exterior llegue a su superficie. Sin embargo, la luz ultravioleta con una longitud de onda entre 410 y 300 nm, llamada ‘región ultravioleta cercana’ puede alcanzar la superficie terrestre a través de la atmósfera.

La radiación ultravioleta con una longitud de onda entre 300 y 10 nm solamente se puede detectar mediante instrumentos de observación situados por encima de la atmósfera de la Tierra. Estos instrumentos de observación incluyen telescopios y satélites artificiales en el espacio.

Un telescopio enviado a una altitud de 40 km, es decir, casi por encima de la capa de ozono de la atmósfera, puede observar la luz ultravioleta de hasta unos 200 nm. Para observar longitudes de onda menores de 200 nm, el dispositivo de observación tiene que estar colocado por encima de la atmósfera terrestre.

Los telescopios situados en globos o pequeños cohetes son de gran utilidad, pero su tiempo de observación se ve limitado a unos cuantos minutos en el caso de un cohete y a algunas horas cuando se trata de un globo.

Desde 1968 la mayor parte de las observaciones del ultravioleta medio y lejano se han efectuado desde telescopios situados en la órbita de la Tierra. (La región ultravioleta entre 300 y 200 nm se conoce como el ‘ultravioleta medio’. El ‘ultravioleta lejano’ se encuentra entre 200 nm y aproximadamente 91 nm).

Algunos de los satélites artificiales puestos en órbita para detectar el ultravioleta son: el Observatorio Astronómico en Órbita, el Observatorio Astronómico Copérnico, el Satélite Europeo TD-1, el Satélite Astronómico de los Países Bajos, el Observatorio Astronómico UIE, el telescopio espacial Hubble y, más recientemente, el Explorador de la Evolución de Galaxias (GALEX).