Lavado
Los tambores de acero se pueden adaptar para hacer recipientes simples de lavado. Los tambores se cortan longitudinalmente por la mitad, se les hacen unos agujeros para el drene, y todos los bordes metálicos se cubren con una manguera ahulada o plástica abierta longitudinalmente a la mitad.
Los recipientes en batería se colocan y fijan entonces en una mesa de madera inclinada o con pendiente. En la parte superior de la mesa se construye una repisa de tablillas de madera que puede usarse como rejilla de secado antes del empacado del producto.
Dado que los tambores de acero se usan a menudo para almacenar derivados del petróleo y otros productos químicos, deben limpiarse a conciencia antes de ser usados como recipientes de lavado.
Este tanque para el lavado del producto está construido de láminas de metal galvanizado. Un deflector de lámina de metal horadado se coloca cerca del tubo de drenaje y ayuda a la circulación del agua a través del producto.
El agua limpia se añade a presión a través de un tubo horadado, que ayuda a mover el producto que flota hacia el extremo final de drenaje del tanque para que sea recogido después de su limpieza.
Algunas mejoras al diseño ilustrado abajo pueden incluir una pantalla desmontable frente al deflector y/o un sistema de recirculación del agua de lavado (con la adición de Cloro).
La clorinación del agua de lavado es muy importante. El cloro puede reducir la propagación de la contaminación de un artículo a otro durante la fase de lavado. El pH del agua de lavado debe mantenerse entre 6.5 a 7.5 para obtener los mejores resultados.
Normalmente 1 a 2 ml de blanquedor de cloro por litro de agua limpia proporcionarán 100 a 150 ppm de Cl total. Se necesitará más cloro si las temperaturas son más altas o si hay mucha materia orgánica en el agua de lavado.
Fuente: Técnicas de Manejo Poscosecha a Pequeña Escala de la Universidad de California