Envases y materiales de protección primera parte

A lo largo de todo el sistema de manejo, el envase puede ser una ayuda o un obstáculo para obtener la máxima vida de almacenamiento y calidad.

Los envases necesitan aberturas para la ventilación y con todo y ello ser lo suficientemente fuertes para evitar colapsarse por compresiones.

Si el producto se envasa para facilitar su manejo, es preferible usar cajas resistentes de cartón encerado, de madera o recipientes de plástico rígidos que sacos o cestos abiertos, pues la mayoría de éstos no proporcionan protección alguna al producto cuando se apilan.

A veces, los recipientes construidos localmente se pueden reforzar o forrar para proporcionar una protección adicional a los productos. Las cajas de cartón encerado, de madera y de plástico rígido, aunque son más caros, se amortizan si se usan para el mercado nacional.

Estos contenedores son reutilizables y pueden resistir bien las altas humedades relativas de los almacenes. La incorporación de un simple forro de cartón en las rejas de madera o huacales evitará que se les causen menos abrasiones a los productos.

Para obtener un mejor resultado los productos dentro de los envases no deberán quedar ni muy sueltos ni muy apretados. Los productos sueltos vibran unos contra otros y se provocan magulladuras, mientras que el producto apretado se magullará por compresión.

Los recortes de hojas de periódico son un relleno barato y ligero para los recipientes destinados al transporte (Harvey et al, 1990).

Los comerciantes, negociantes o gestores a pequeña escala interesados en construir sus propias cajas de cartón a partir de láminas de cartón corrugado, pueden dirigirse para una información más detallada a Broustead y New (1986).

Muchos tipos de fibras vegetales pueden ser usadas para hacer papel (Hunsigi, 1989); los negociantes pueden considerar ésto económicamente interesante e incluir estas operaciones en sus sistemas postcosecha.

La láminas de cartón corrugado se fabrican en cuatro tipos de canaleta o acanaladura. El tipo B (1/8 pulgada de altura, 47 a 53 acanaladuras por pulgada, con un peso base de 26 libras por 1000 pies 2) es el más comúnmente usado para el manejo de los perecederos (Thompson en Kader, 2002) .

Siempre que los envases se manejan en ambientes de alta humedad relativa, mucha de su fuerza se pierde. Los envases colapsados proporcionarán poca o ninguna protección, por lo que el producto deberá soportar todo el peso de la carga superior.

El empacado se realiza para proteger a la mercancía manteniéndola inmóvil y a la vez proporcionándole amortiguación. Sin embargo, el manejo de la temperatura puede ser ineficiente si los materiales de relleno o embalaje bloquean las ventanas de ventilación.

Los materiales de relleno actúan como barreras de vapor, y por ello, pueden contribuir a mantener humedades relativas más altas en el interior.

Además de la protección, el envase permite el manejo rápido durante toda la distribución y comercialización y puede minimizar las consecuencias de un manejo tosco.

El producto puede ser empacado manualmente para crear un paquete atractivo, usando una cantidad fija de unidades uniformemente clasificadas por tamaño. Los materiales como bandejas, copas, envolturas, cubiertas interiores o forros y rellenos se pueden incluir para ayudar a inmovilizar el producto.

Los sistemas mecánicos sencillos de empacado frecuentemente usan el método de llenado por volumen o el método de llenado por ajuste, donde el producto seleccionado se recibe en cajas y entonces por vibración se asienta.

La mayoría de los llenadores por volumen están diseñados para usar el peso como un estimador del volumen y el ajuste final se hace a mano (Mitchell en Kader, 2002).

Los saquitos o almohadillas absorbentes de etileno depositados en el interior de las cajas conteniendo productos sensibles a la acción del etileno pueden reducir la velocidad de maduración de las frutas, así como la pérdida de clorofila de las hortalizas o el marchitamiento de las flores.

El empacado con películas plásticas modifica la atmósfera que circunda al producto (conocido como envasado en atmósfera modificada o MAP de las siglas en inglés Modified Atmosphere Packaging).

El MAP generalmente restringe el movimiento de aire y permite que por los procesos normales de respiración del producto se reduzca el contenido de oxígeno y se incremente el de dióxido de carbón dentro del envase. Un beneficio adicional importante derivado del uso de películas plásticas, es la reducción de la pérdida de agua de los productos.

El MAP puede usarse en un empaque para el transporte o en unidades de tamaño adecuado para venta directa al consumidor.

La modificación de la atmósfera puede ser generada activamente creando un vacío ligero en un envase sellado contra la salida del vapor (como por ejemplo una bolsa de polietileno sin aberturas o perforaciones) y a continuación reemplazar la atmósfera interna del envase con la concentración de la mezcla del gas deseada.

En general, la reducción de la concentración del oxígeno y/o la elevación de la de dióxido de carbono serán beneficas para la mayoría de los productos.

La elección del mejor polímero plástico para una determinada combinación producto/tamaño del envase depende de la permeabilidad de la película y de la tasa o velocidad de respiración del producto, bajo las condiciones específicas de tiempo/temperatura durante el manejo.

Los absorbentes de oxígeno, dióxido de carbono y/o etileno se pueden usar dentro de los envases o empaques para ayudar a mantener la composición atmosférica deseada.

El empacado en atmósfera modificada deberá siempre considerarse como un complemento al manejo adecuado de temperatura y humedad relativa.

Las diferencias entre efectos nocivos y benéficos del oxígeno y del bióxido de carbono para cada clase de producto son relativamente pequeñas, por lo que se debe poner especial atención cuando se usen estas tecnologías .

Fuente: Técnicas de Manejo Poscosecha a Pequeña Escala de la Universidad de California