Parasitismo

El parasitismo puede ser un factor limitante. En una interrelación parasitaria, un organismo (el parásito) vive en otro o sobre otro organismo (el huésped), el que generalmente es dañado por el parásito. Casi todos los organismos tienen algunos parásitos, pero éstos, generalmente, no les causan la muerte.

Los parásitos no se podrán beneficiar por la muerte del huésped, debido a que la muerte de éste puede dar por resultado la muerte de aquél. Sin embargo, si un huésped tiene demasiados parásitos, éste podría morir. Por tanto, la limitación es la cantidad de parásitos que esté transportando el huésped.

Esta limitación se encuentra relacionada con el espacio. Por lo general, el parasitismo causa la muerte solamente cuando los parásitos constituyen una población muy densa en el huésped. La posibilidad de que los parásitos puedan pasar de un organismo al otro, es mayor en una gran población de huéspedes. Cuando aumenta la capacidad de transporte, también se incrementa el número de parásitos en cada huésped.

Demasiados parásitos pueden causar la muerte del huésped al interferir con su nutrición o con su metabolismo. Los parásitos también son capaces de reducir la fecundidad del huésped, lo que da por resultado la disminución del tamaño y la densidad de la población de huéspedes. Cuando los organismos huéspedes tienen un mayor espacio disponible, la transferencia de los parásitos es menos frecuente. Puesto que los huéspedes tienen menos parásitos, la población de huéspedes puede sobrevivir. Por tanto, el ciclo continúa.