La unidad de los puestos

Para lograr que el conflicto de nuestra historia crezca hasta desembocar finalmente en el clímax, es imprescindible que el binomio protagonista<>antagonista, ostente fuerzas de ambos lados con intensidades equivalentes, aunque con propósitos diametralmente opuestos.

¿Puede un hombre común convertirse en un asesino? Posiblemente sí, pero es algo que no sucederá de la noche a la mañana. Primero se sentirá acorralado por las circunstancias, forzado por su entorno y recién entonces víctima de sus contradicciones internas puede suceder que se decida a cometer el crimen.

Entonces seremos testigos de como las motivaciones correctas manifiestan y establecen la unidad de los opuestos. Si no estamos en presencia de una verdadera unidad de los opuestos, los personajes intentarán explicar uno al otro lo acontecido, racionalizándolo, para finalmente luego de darse un apretón de manos y disculparse, considerar el incidente terminado.

Una real unidad de los opuestos es aquella en la cual la conciliación es algo inalcanzable. La unidad de los opuestos debe ser tan fuerte que sólo podrá ser rota cuando uno de los adversarios queda derrotado o aniquilado definitivamente. Situación que además pondría fin al conflicto y por lo tanto también a la historia misma.

Fuente: Apuntes de Animación Bidimensional de la U de Londres