Consideraciones con el diálogo
El diálogo es uno de los elementos con que contamos dentro de la obra para: revelar a los personajes, hacer avanzar el conflicto y corroborar la premisa.
Si bien es cierto que la excelencia del diálogo constituye una condición muy importante al evaluar una obra, porque para la audiencia es una de las partes cuya calidad resulta muy evidente. Estamos de acuerdo en que es imposible que una obra resulte buena si tiene un diálogo pobre, aunque tampoco un diálogo ingenioso puede resultar creíble si no sentimos que proviene del personaje que lo expresa.
Sólo un conflicto que está creciendo va a producir un diálogo saludable. Cada línea entonces hará evidentes las tres dimensiones que posee el personaje que la expresa: comunicándonos de quién se trata realmente y manifestando cuáles son los logros que desea o necesita alcanzar.
El diálogo también anticipará los eventos que se van a producir. La conversación se trata de un arte selectivo, así que cuando trabajamos en la redacción de sus líneas debemos descartar todas las palabras innecesarias. Dentro del film los parlamentos serán breves y concisos.
Note que el control del diálogo cambia de un personaje al otro todo el tiempo, como también lo hace el poder. Observe como el diálogo suele tener sus propios tempos, ritmos y melodías. Estemos dispuestos a sacrificar su brillantez con el fin de lograr más personalidad.
Los personajes se deben expresar en sus propios términos y usando un vocabulario bien personal. Tengamos en cuenta que no es necesario un extenso discurso para expresar una simple idea. Muchas veces las verdaderas cosas, las realmente importantes, nunca son dichas, habrá que saber leerlas entre líneas.
Cuando nombremos varias cosas dejemos la mayor o la más importante para el final. El diálogo resultará malo cuando se lo nota forzado o inexpresivo, o cuando todos los personajes hablan de manera muy semejante. Acordemos que además la gente por lo general dice exactamente lo contrario de lo que piensa, revelando las cosas de a poco, dejando al espectador la tarea de inferir lo que realmente sucede.
Por esto es que se necesita disfrazar el verdadero contenido. El mal diálogo simplifica a las personas, en lugar de poner en evidencia la rica complejidad que posee su personalidad. El buen diálogo es el resultado de personajes elaborados con mucho cuidado.
El diálogo humorístico no es ¿qué es dicho?, sino que resulta más ¿dónde es dicho?, ¿cómo es dicho?, además de considerar ¿quién y cuándo lo esta haciendo?.
Cuando esté escribiendo los diálogos es también muy probable que al principio estos no lo conformen, porque le resultarán muy malos. Recuerde que el diálogo está en función del personaje.
Recién después de escribir muchos diálogos sentirá que sus personajes comienzan a hablarle, así que no se preocupe ahora por el diálogo, más adelante lo podrá corregir.
Veamos la función del diálogo:
1. Comunica información al espectador haciendo avanzar la historia.
2. Revela (muestra) a los personajes.
3. Establece relaciones entre los personajes.
4. Ayuda a hacer creíbles a los personajes (reales, naturales y espontáneos)
5. Revela (muestra) los conflictos, tanto de la historia como de los personajes.
6. Revela (muestra) los estados emocionales de los personajes.
7. Comenta la acción.
Fuente: Apuntes de Animación Bidimensional de la U de Londres